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Gómez Font: el manual de estilo busca la excelencia

23/02/2015

Paolo Aguilar. EFE

El manual de estilo de una empresa busca la excelencia en el uso de la lengua y en algunos casos es elaborado para obtener «prestigio social», afirmó hoy el filólogo español Alberto Gómez Font durante una conferencia magistral ofrecida en Lima.

«Un manual de estilo bien hecho es una recopilación de lo esencial en lo que uno puede tener dudas o equivocaciones», al escribir o hablar en nombre de una entidad, explicó Gómez Font al exponer en el Tercer Encuentro Nacional de Correctores de Textos de Perú.

La hoja o el manual de estilo está «ideado para resolver dudas» y para tener «una excelencia en el uso de la lengua», remarcó Gómez Font, ex coordinador general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA).

Gómez Font destacó que «es positivo que cualquier empresa tome la decisión de tener cierto interés en que sus documentos estén bien escritos».

No obstante, señaló que algunas empresas elaboran un manual de estilo para obtener «prestigio social» porque una obra de este tipo «dice mucho» de la organización y es costosa.

El filólogo expuso «Normas y manuales de estilo en el siglo XXI: lo que son y lo que deben ser» durante la primera jornada del encuentro peruano, que se extiende hasta mañana con la exposición además de especialistas de Colombia y Ecuador.

El filólogo dijo que aunque la búsqueda de un español neutro puede ser absurda, la revista estadounidense Reader’s Digest creó en 1959 un estilo de español donde «ningún término le sonara raro a algún país» de Hispanoamérica, donde distribuye hasta hoy su revista Selecciones, y lo que puede ser considerado como el primer manual de estilo en la región.

El experto citó a la lingüista peruana Martha Hildebrandt y a las referencias que sobre ella hizo el español Gregorio Salvador Caja en el sentido de que la mayoría de los artículos escritos por Hildebrandt hacen denuncia de usos incorrectos de la lengua, que también son habituales en España.

Entre ellos mencionó el uso de escuchar por oír, donde escuchar es una acción donde se presta especial atención, y, por ejemplo, en países como Argentina ya se perdió esa distinción y «un sordo es alguien que no escucha», apuntó.