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El perfil lingüístico del Uruguay: el español lengua oficial de facto y el portuñol, un debe en términos de derecho

Plaza Internacional en la frontera Brasil-Uruguay, en las ciudades gemelas de Rivera y Santana do Livramento

Yliana V. Rodríguez* y Carla Custodio**

Uruguay, ubicado en la región sur de América del Sur, es reconocido por su estabilidad política, su compromiso con los derechos humanos y su sistema legal progresista. A lo largo de los años, el país ha realizado avances significativos en materia legislativa, promoviendo la igualdad y el estado de derecho. En términos de avances legislativos, Uruguay ha adoptado una serie de leyes de avanzada que reflejan su compromiso con la justicia social.

A modo de ejemplo: la poetisa Delmira Agustini hizo uso del derecho al divorcio por sola voluntad de la mujer en 1913; en 1927, las mujeres uruguayas ejercieron el voto por primera vez, convirtiéndose en el primer voto femenino en Sudamérica, y en 2013 el país se convirtió en el primero en América Latina en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, marcando un hito en la lucha por los derechos LGBTQ+ en la región. Además, Uruguay ha implementado políticas y leyes orientadas a promover la igualdad de género y combatir la violencia doméstica y de género. La Ley integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, aprobada en 2002, establece mecanismos para evitar y erradicar la violencia contra las mujeres, incluyendo la creación de servicios de apoyo y protección para las víctimas.

En el ámbito jurídico, Uruguay cuenta con un sistema legal sólido y bien establecido, basado en la Constitución de la República Oriental del Uruguay, promulgada en 1830 y enmendada en varias ocasiones para reflejar los cambios sociales y políticos del país. Uno de los pilares del sistema legal uruguayo es su compromiso con la protección de los derechos humanos. Uruguay ha ratificado numerosos tratados internacionales de derechos humanos y ha incorporado sus disposiciones en su legislación nacional. Esto incluye la adhesión a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establece un sistema regional de protección de los derechos humanos supervisado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En resumen, Uruguay ha logrado avances significativos en materia legislativa, promoviendo la igualdad, la justicia y el respeto de los derechos humanos. A través de su sistema legal sólido y su compromiso con la protección de los derechos fundamentales, el país continúa siendo un ejemplo de progreso y desarrollo en la región. Veamos ahora su perfil lingüístico en lo pertinente al derecho.

Aunque el español es la lengua más extendida y usada, no está formalmente establecida como lengua oficial en la constitución uruguaya. Su uso quedó establecido a partir del Decreto-Ley de Educación Común n.º 1350, de 24 de agosto de 1877, que propuso el español como lengua de instrucción pública (además de la obligatoriedad de la enseñanza primaria) y, a partir de ese momento, se inicia una fortísima reforma educativa llamada Reforma Vareliana.

Recientemente, en 2020, el diputado del Partido Colorado Ope Pasquet presentó un proyecto de ley en el que propuso que el español fuera designado como lengua oficial del Uruguay. Su intento estuvo fundado en detener el uso del lenguaje inclusivo al que catalogó como una forma incorrecta de hablar el español.

El español en Uruguay es una parte integral de la identidad nacional y se utiliza en todos los ámbitos de la vida cotidiana, incluyendo la educación, la Administración pública y los medios de comunicación. Aunque no esté explícitamente designado como lengua oficial, el español es la lengua de facto del país y desempeña un papel fundamental en la cohesión social y la expresión cultural de sus habitantes.

Aunque la ausencia de una lengua oficializada no afecta significativamente el estatus del español en la práctica, sí plantea ciertos desafíos y conflictos en el contexto de la diversidad lingüística de la región.

En las regiones fronterizas de Uruguay, específicamente en su frontera con Brasil, en los departamentos de Rivera, Artigas y Cerro Largo, surge un fenómeno lingüístico interesante y complejo: el portuñol. El también denominado portugués del Uruguay podría definirse como una variedad de contacto con características comunes con el español y el portugués, pero que también cuenta con aspectos particulares o propios. Dicha variedad se habla comúnmente en el norte de Uruguay, donde las comunidades de habla hispana y portuguesa interactúan con frecuencia debido a la proximidad geográfica.

Lo que se ha catalogado como conflicto entre el español y el portuñol en esa frontera uruguayo-brasileña radica en la competencia lingüística y la preservación de la identidad. Mientras que el español es la lengua predominante en Uruguay y una parte fundamental de su herencia cultural, el portuñol representa una importante representación del ser fronterizo y es influencia significativa en las comunidades fronterizas, lo que desafía el emblema del nacionalismo lingüístico, los discursos puristas y de integridad del español, así como también plantea preguntas sobre la identidad lingüística de la región.

A nivel estatal y gubernamental, se han formulado políticas lingüísticas y programas educativos que integran, además del español, otra variedad estándar: el portugués. Con estas propuestas, lo que se promueve es la preservación del español como lengua dominante.

Sin embargo, el 12 de diciembre de 2008 se aprobó la Ley General de Educación (n.º 18.437), que sí tiene una visión plurilingüe. Entre los diversos puntos del artículo 40 del capítulo VII, aparece plasmado el respeto por las variedades lingüísticas y la “consideración de las diferentes lenguas maternas” del Uruguay entre las que aparece lo que denominan el portugués del Uruguay. Ese hecho marcó la historia de las políticas lingüísticas en Uruguay porque, por primera vez, se reconoce la existencia de otras variedades minoritarias y minorizadas.

Si bien el portuñol puede facilitar la comunicación entre las comunidades de habla hispana y portuguesa, hay quienes entienden que también puede socavar la identidad lingüística y cultural de Uruguay si no se aborda adecuadamente. Una posible solución podría ser la promoción de iniciativas que celebren el tapiz multicultural y lingüístico de la región, fomentando el respeto mutuo y la colaboración entre las distintas comunidades de habla.

Es de destacar que la frontera cuenta con numerosos artistas que, a través de sus creaciones, cuentan su historia, vivencias y anécdotas en portuñol. A su vez, describen personajes y lugares de la frontera de manera auténtica, y eso es posible porque lo hacen en portuñol (un ejemplo ilustrativo). Es importante tener en cuenta que a través de la lengua se construye el mundo. Por lo tanto, censurar al hablante de portuñol es una forma de dominación, discriminación e imposición que provoca que este vea el mundo a través de otros. Más aún, es una manera de silenciarlo y estigmatizarlo.

En suma, la situación del español como lengua oficial en la práctica plantea desafíos y rispideces en las regiones fronterizas donde el portuñol es parte del paisaje lingüístico y ocupa un lugar importante como forma de proximidad y afecto. La necesidad de abordar estos desafíos y encontrar soluciones efectivas se vuelve aún más relevante en el contexto de la globalización y la creciente interconexión entre las comunidades lingüísticas. Uruguay, con su rica historia y su compromiso con la diversidad cultural, está bien posicionado para enfrentar estos desafíos y promover la convivencia pacífica y la cooperación entre las diversas comunidades lingüísticas en su territorio. La promoción del multilingüismo y el respeto por la pluralidad lingüística y cultural no solo enriquecerá la vida social de Uruguay, sino que también fortalecerá su posición en el escenario internacional como un país comprometido con los valores de la tolerancia, la inclusión y el entendimiento mutuo.

En conclusión, la situación del español en Uruguay y los conflictos asociados con la presencia del portuñol en la frontera con Brasil son aspectos importantes a considerar en el ámbito del derecho. Si se logra abordar estos desafíos de manera efectiva, Uruguay puede consolidar su posición como un país diverso y multicultural, donde todas las lenguas y culturas sean valoradas y respetadas. La democracia en la frontera será en lenguajes plurales o no será.

* Yliana V. Rodríguez - PhD. Universidad de la República (Uruguay), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Centro de Lenguas Extranjeras, Assistant Professor.

** Carla Custodio - Licenciada en Lingüística. Profesora de Lingüística, Gramática Histórica en el Centro Regional de Profesores del Norte (CERP), Rivera.