El rey de España prefiere los anglicismos
El rey de España prefiere los anglicismos
Por Ricardo Soca
El rey de España, Juan Carlos I, en 2006 decidió mediar, con la buena voluntad que lo caracteriza, en el conflicto que mantienen Argentina y Uruguay por la instalación en este último país de una planta de pasta de celulosa que el primero considera contaminante.
Para llevar a cabo tan loable propósito, el monarca español designó al diplomático Juan Antonio Yáñez Barnuevo, a quien podría haber asignado papel de mediador. Pero no, decidió llamarlo facilitador, un anglicismo que sustituye en el caso a mediador, palabra que es empleada en nuestra lengua por lo menos desde mediados del siglo XV y que fue registrada en el Universal vocabulario en latín y romance, de Antonio de Palencia (Sevilla, 1490).
En efecto, un facilitator –tal la palabra inglesa original– es, según Wikipedia, someone who skillfully helps a group of people understand their common objectives and assists them to plan to achieve them without taking a particular position in the discussion, es decir ‘alguien que, poseyendo la capacidad necesaria, ayuda a un grupo de gente a entender sus objetivos comunes y a planear los medios para alcanzarlos sin tomar posición en la discusión’.
Es claro que facilitador se emplea en español, y desde 2001 figura en el diccionario académico, pero apenas como un término usado en Cuba, Honduras y Venezuela para designar a la ‘persona que se desempeña como instructor u orientador en una actividad’. El Corpus de Referencia del Español Actual de la Academia Española muestra ejemplos por lo menos desde 1982, pero son allí pocos los casos en que la denotación sea equivalente a mediador.
El Corpus Diacrónico del Español, de la propia Academia, presenta, en cambio, 210 casos del empleo de mediador, por lo menos desde 1456, como en este trecho de Alfonso de Cartagena:
Commo veemos que del sol viene la claridad en el ayre. Onde dize el Apostol de nuestro Salvador que allega por sy mesmo a Dios a interpelar e rogar por nos commo mediador e medianero entre Dios e los omnes. (Corde, consultado el 11 de noviembre de 2007).
O este del cancionero de Juan de Encina (1496):
Nacio nuestro salvador por nos librar de cativos de muertos nos torno bivos y el curo nuestro dolor: el fue solo el mediador entre nosotros y dios hizo iusto al pecador busconos con mucho amor y no buscandole nos.
La Página del Idioma Español jamás ha criticado el uso de palabras extranjeras que pueden enriquecer el castellano, sobre todo en esta época de avances tecnológicos sin parangón, que abren nuevos campos semánticos, y hemos señalado en artículos anteriores el error de quienes se arrogan el papel de "defensores" de nuestra lengua, cuando ella no está sufriendo ningún ataque que no provenga de los propios hispanohablantes. También es cierto que las palabras no nacen en los diccionarios y que lo que las impone es el uso de la gente, pero creemos que este caso es muy especial: no se trata del uso popular ni de la prensa, sino de un anglicismo innecesario adoptado por la Corona del Reino de España. Llama la atención que los asesores del monarca se hayan dejado deslumbrar por el brillo de oropel de la palabra inglesa, sin percatarse de que estaban desdeñando una añeja palabra de nuestro acervo léxico, y olvidando que la Corona pretende ser, también, un símbolo de la lengua que compartimos.
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