El SARS ataca también el idioma español
El SARS ataca también el idioma español
Desde Nueva York, Leticia Molinero
Los otros días recibí un texto para actualizar. La traducción, un anuncio sobre el "SARS", ya estaba hecha pero había que introducir modificaciones de acuerdo con los cambios en el texto fuente en inglés. La enfermedad se había traducido literalmente como "Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS)". Yo la traduje como "Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SRAG)" y notifiqué el cambio a mi cliente, una agencia de traducción. En realidad la podría haber traducido como "neumonía atípica", pero teniendo en cuenta que la traducción estaba destinada al público estadounidense, preferí mantener el estilo más fácilmente asimilable al inglés. Previamente había comprobado que se citan 2,040 casos de esta expresión en Internet (Google) versus 3,120 con la palabra "severo".
Para mi sorpresa, el cliente me contesta que en realidad prefiere dejar la traducción original, ya que investigó el uso de esa expresión y la encontró en sitios tan respetables como los de la Organización Mundial de la Salud de varios países, incluidos España, México, Costa Rica, Nicaragua, Ecuador y Venezuela, además del Departamento de Salud de Puerto Rico y, como si eso fuera poco, la página en español de CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, según la traducción propia de esta entidad), que es una fuente de información sanitaria muy importante en este país. El cliente concluyó, no sin razón, que la expresión parece constituir un "uso aceptado".
Mi primera reacción fue recordar nostálgicamente aquella ponencia magistral de Joaquín (Jack) Segura ante la Academia Norteamericana de Neurología, celebrada en 1997 en San Juan de Puerto Rico, El acoso del español por los anglicismos, donde habló ante neurólogos de Estados Unidos y de Latinoamérica sobre el uso y abuso de los anglicismos en las ciencias médicas. Precisamente en aquella ocasión el primer anglicismo que cita, por ser uno de los más frecuentes, es "severo", que se emplea equivocadamente cuando en realidad se quiere decir grave, intenso, agudo o fuerte.
Las acepciones de severo que recoge el DRAE: 1. adj. Riguroso, áspero, duro en el trato o castigo. 2. Exacto y rígido en la observancia de una ley, precepto o regla. 3. Grave, serio, mesurado" indican claramente el significado de atributo de conducta psicológica que nada tiene que ver con el grado de gravedad de una enfermedad, ya que en la tercera acepción, ese "grave" se presenta como sinónimo de "serio y mesurado".
También encontramos esta advertencia en el Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, de Fernando A. Navarro: "Este adjetivo inglés no debe traducirse por ‘severo’ (que en español significa serio o riguroso y sirve únicamente para calificar el carácter de una persona).
El fenómeno de los calcos innecesarios es prácticamente inevitable en la población expuesta al idioma preponderante, especialmente en el habla. Pero las personas educadas que asumen la responsabilidad de escribir no tienen esta excusa. Y en el caso de las grandes organizaciones mundiales y nacionales dedicadas a los temas de la salud, esta claudicación en el uso del idioma es aun más alarmante debido a la influencia pautadora que ejercen estas entidades, que deberían servir de modelo del buen uso del idioma.
La confusión se entendería si se tratara de un término difícil, nuevo, sin precedentes conocidos en el español. Pero, realmente ¿es que alguien no entendería si le decimos que una enfermedad es grave? ¿Tenemos que caer tan bajo ante nosotros mismos? ¿Nos importa tan poco nuestra propia lengua que tenemos que importar palabras a toda costa? Hasta cabe preguntarse si no será otra manera de "lucir" el conocimiento del otro idioma, otra forma de esnobismo inconscientemente autodestructivo. En otras palabras, la expresión de un complejo de inferioridad.