doméstico
Proviene del latín domesticus ’relativo a la casa, a la familia o a la nación’, ’casero’, y este de domus ’casa’. Cicerón escribía intra domesticus parietes (literalmente, entre las paredes de la casa) para significar ’dentro de sí’, ’en su fuero íntimo’. Para Julio Cesar, domesticum bellum denotaba ’guerra civil’.
El vocablo latino provenía del indoeuropeo domo-, que originó también el griego domo y el sánscrito dama ’casa’, y si seguimos la pista, encontraremos la raíz dem-, también indoeuropea, que dio lugar al italiano duomo y al alemán Dom ’catedral’.
De domus se derivaron domicilium ’domicilio’ y dominus ’señor’. Esta última palabra, que se refería al dueño de la casa al comienzo y luego a los señores feudales de la Edad Media, sirvió de base para el latín dominium, que primero designó ’propiedad’ y, más tarde, ’dominio’. De allí proviene también el latín domina ‘dueña, señora‘, que dio lugar en romance a domna y de ahí al actual dueña.