magnetismo
Poder de atracción que ejerce el imán sobre el hierro, el niquel, el cobalto y sus aleaciones’ así como también ‘propiedad de los imanes y de las corrientes eléctricas de ejercer acciones a distancia, tales como atracción y repulsión mutuas e imantación por influencia, así como la producción de corrientes eléctricas inducidas’. Se debe hablar, pues, de fenómenos electromagnéticos y no simplemente magnéticos
Los fenómenos de atracción magnética, sin los cuales no funcionaría ninguno de nuestros electrodomésticos y, mucho menos, las computadoras ni los teléfonos celulares, fueron observados por primera vez en la ciudad griega de Magnesia del Meandro, en la actual Turquía, donde el imán fue llamado λίθος μάγνης (lithos magnes) ‘piedra de Magnesia’, para luego pasar al latín como māgnēs, māgnētĭs.
En la Hispania del siglo XV, se decía que la piedra preçiosa que es llamada magnes beujda con vino sana los ydropigos, o sea “que esta piedra preciosa llamada magnes cura la hidropesía”.
Galileo intentó vender a varios nobles un pedazo de roca magnética, montada sobre un bello soporte de madera, alegando que sería un excelente regalo de bodas, como signo de atracción y fuerza, pero ante el fracaso, perdió interés en el fenómeno. Por aquellos mismos años, , que sería retomado en 1600 por el inglés William Gibert en su obra De magnete, el primer trabajo científico sobre el magnetismo.