afrodisíaco
Este adjetivo se aplica a las sustancias que tienen la propiedad de estimular el apetito sexual.
Los griegos ya conocían el efecto de algunas hierbas como estimulantes sexuales y hacían con ellas infusiones, que llamaron άφροδισιακός (aphrodisiakós). El vocablo surgió del nombre de la divinidad Afrodita, hija de Zeus y Dione, diosa del amor erótico y amante de Adonis.
Según otra tradición, Afrodita sería hija de Urano, cuyos órganos sexuales, extirpados por Cronos, cayeron al mar y engendraron a la diosa, que fue transportada a Chipre en una concha marina; por eso se llamó “nacida de las olas”.
En Roma, Afrodita fue identificada con la antigua divinidad latina Venus, de la cual pretendía descender la familia Iulia, a la que perteneció Julio César.
El primer registro de afrodisíaco que se conoce en castellano data de 1640 (Corde), probablemente tomada del francés aphrodisiaque, como creación culta a partir del nombre de las infusiones de los griegos.