devoto, ta
En los primeros años del cristianismo, algunas jóvenes, sin salir de la casa paterna, vestían hábitos religiosos, y hacían voto de castidad y dedicaban su vida a Dios.
Para los romanos, el verbo devovēre, supino devōtum, significaba ‘entregar algo a los dioses benéficos o también a los del infierno’. En este último caso, el verbo significaba ‘maldecir’.
La Iglesia católica conservó el significado del primer caso, y llamó devotas a las mujeres dedicadas a Dios desde sus hogares.
No faltó quien pensara que devotas proviniera de Deo votas (consagradas a Dios), pero se trata es una etimología falsa.