exquisito
Que es de una calidad, un refinamiento y un gusto extraordinarios en su especie: "unos modales exquisitos". Es con esa denotación que lo emplea el autor peruano Jaime Bayly en su obra La mujer de mi hermano (2002):
Zoe goza estando sola en su casa y por eso se ha acostumbrado a comprar la comida preparada en un lugar exquisito donde ya conocen sus gustos y los de su marido.
Sin embargo, la palabra no siempre ha significado lo mismo; proviene del latín ex-squisitus ‘buscado minuciosamente’, participio pasado de ex-quirere 'buscar cuidadosamente', formado por el prefijo latino ex- y el verbo quaerere ‘buscar’.
A lo largo de los siglos, el significado fue cambiando y hoy se aplica en nuestra lengua a aquello ‘que es de una calidad, un refinamiento y un gusto extraordinarios’. Pero no se trata de un capricho de los hispanohablantes: ya en la Roma clásica tuvo, además de ‘buscado diligentemente’, el significado de 'distinguido, delicado, delicioso'. Plinio el Viejo llegó a utilizar el sintagma exquisitae epulae para significar ‘banquete de deliciosos manjares’', por evolución del rasgo semántico de ‘esmero y minuciosidad’.
Uno de los primeros en emplear exquisito con este significado fue Fray Luis de Granada en este fragmento publicado en 1583:
Entonces, saltando ellas en el ramillo que dijimos tener en la boca, suelta el ramo, y salta fuera del agua, libre ya de los enemigos que la fatigaban. Este artificio tan exquisito, ¿quién lo pudo enseñar a un animal bruto sino el Criador?
En el portugués de hoy, en cambio, esquisito significa ‘anormal, diferente, excéntrico, raro, inexplicable’ y, en Brasil, también ‘feo, desagradable’.