alacrán
Los escorpiones o alacranes son arácnidos que poseen pinzas y un aguijón venenoso en el extremo del cuerpo. Se conocen más de 1.500 especies que se distribuyen por todo el mundo, excepto en las regiones polares y circumpolares. Algunas de ellas llegan a medir hasta veintitrés centímetros.
El alacrán usa veneno para matar a su presa (generalmente insectos) y necesita tiempo para reponerlo. Si inyecta todo de una vez, no dispone de inmediato de cantidad suficiente para inocular en una nueva picadura. Esa es la razón por la que una persona que sufre la agresión de este arácnido a veces no presenta ningún síntoma de envenenamiento.
En el siglo XVI, los alacranes fritos eran utilizados en la preparación de emplastos medicinales, como vemos en este texto de Fray Antonio de Guevera (Corde):
[...] ordenóme una recepta, en que de boñigas de buey, y de freza de ratón, y de harina de avena, y de hojas de hortigas, y de cabezas de rosas, y de alacranes fritos hiciese un emplasto y le pusiese en el muslo, y el provecho que dél saqué fué que no me dexó dormir tres noches, y pagué al boticario que le hizo seis reales.
La palabra, registrada en español desde el siglo XIII, proviene del árabe áqrab y se difundió por toda la Península bajo diversas formas. En cierta época se decía arraclán en Salamanca y en Aragón, y alacrau en portugués (hoy lacráia).
El otro nombre del alacrán ―escorpión― proviene del latín scorpĭo, -ōnis, y este, del griego σκορπίος (skorpíos).