fusil
Las armas que disparan proyectiles impulsados por los gases provenientes de la ignición de la pólvora se llaman, genéricamente, “de fuego”, pero el fusil es la única de ellas que mantuvo fuego en su nombre.
En efecto, la palabra proviene del latín focus ‘fuego’, pasando por el bajo latín de Francia focilis petra ‘piedra de fuego o pedernal’.
El vocablo propiamente francés aparece a fines del siglo XI bajo las formas fuisil y foisil, y en 1244 ya como fusil, con el significado de ‘acier pour faire une étincelle’ (acero para hacer una chispa). La palabra aparece en nuestra lengua en el siglo XVIII y está registrada lexicográficamente desde el primer diccionario de la Academia (Autoridades, 1732).
Recordemos que la pólvora, en los fusiles más antiguos, se encendía haciendo saltar una chispa mediante el roce sobre una pequeña pieza de pedernal insertada en el mecanismo, pero como ocurre con frecuencia, la propia arma acabó por adoptar el nombre de la piedra que generaba la ignición.