LA PALABRA DEL DÍA

Por Ricardo Soca

ETIMOLOGÍA - ORIGEN DE LAS PALABRAS
Jueves, 21 de noviembre de 2024

LA PALABRA DEL DÍA

Arbusto originario del Extremo Oriente, de la familia de las teáceas, que crece hasta cuatro metros de altura, con hojas perennes, alternas, elípticas, puntiagudas, dentadas y coriáceas de seis a ocho centímetros de largo y tres de ancho. Tiene flores blancas, axilares y con pedúnculo, y fruto capsular, globoso, con tres semillas negruzcas. También se llama la hoja de este arbusto seca, arrollada y tostada ligeramente, y la infusión hecha con esas hojas. Asimismo se denomina a la reunión de personas que se celebra por la tarde y durante la cual se sirve un refrigerio del que forma parte el té.

El aromático sabor de este arbusto llegó a nosotros precedido por una historia milenaria, que los investigadores sitúan en China alrededor de 2700 a. de C., debido a la necesidad de hervir, por razones de higiene, el agua que se bebía. Probablemente, alguien descubrió que si se agregaban algunas hojas del arbusto Camelia sinensis antes de llevar el agua al fuego, la bebida adquiría un aroma más agradable.

El gusto por el té se fue difundiendo poco a poco por Oriente, pero en aquella época las costumbres evolucionaban muy lentamente, por lo que hasta 3500 años más tarde la planta no empezó a ser cultivada en el Japón, desde donde el hábito de beber té en algunas ceremonias sociales y religiosas de especial significación se extendió hacia otros países asiáticos.

Con la era de los descubrimientos, el té fue llegando lentamente a Europa, pero solo se impuso como costumbre en las primeras décadas del siglo xix. La tradición inglesa de beber té por la tarde fue inaugurada hacia 1840 por la duquesa de Bedford; el hábito arraigó de tal manera que, en la segunda mitad del siglo xx, el Reino Unido consumía la quinta parte de la producción mundial de té. En esa época ya se conocían otras variedades del arbusto; actualmente existen ochenta y dos, con diferentes sabores y colores.

El nombre de la infusión en el dialecto amoy del sudeste de China era t’e; de esa lengua pasó al malayo teh, de donde lo tomaron los holandeses en su forma thee y lo introdujeron en Europa. Así llegó al inglés tea, al francés thé, al alemán Tee y al sueco te. En mandarín la bebida se llamaba c’a, forma que en 1565 llegó al portugués como chá, nombre que se mantiene hasta hoy en ese idioma, y al castellano como cha, según documentos a partir de 1610. Sin embargo, bajo el influjo de las principales lenguas europeas de la época, los españoles acabaron por incorporar la forma te, que aparece en la primera edición del diccionario de la Academia (1739), junto con el afrancesado the. Solo en la edición de 1832 el nombre de la bebida adquirió el acento diacrítico que hasta hoy lo diferencia del pronombre personal te.

EL MEDIEVALISMO DEL DÍA

Justicia medieval

teste

Del latín testis.

m. Testigo.

[...] non pectetnullam calumpnia, nisi calumpnia regi, et si testes non habuerit, pectet el coto. Fuero de Madrid. (1141-1235).

PÍLDORAS DE LENGUAJE

Sobre el empleo de y antes de h, quisiera saber si es correcto el siguiente uso: «Llevaste una vida alejada del pecado y hiciste buenas obras».

Quisiera saber si es correcto el siguiente uso: «Llevaste una vida alejada del pecado y hiciste buenas obras».

En realidad, no se trata del uso de la conjunción copulativa ante palabras que empiecen con h, sino con i o hi. La conjunción debe reemplazarse por e, excepto que la palabra comience con diptongo ia, ie o io: tigres y hienas; calcio y hierro, azufre y iodo. vendrás e iremos. En el caso que usted presenta, sería «Llevaste una vida alejada del pecado e hiciste buenas obras».

EL LATÍN DEL DÍA

suspenso gradu.

Sin dar un paso más, reteniendo los pasos (Terencio).

Fecha de envío: 
Lunes, 10 de julio de 2023