perieco
En el español moderno, se llama perieco a un habitante de la Tierra con relación a otro que vive en el mismo paralelo, pero en el lado opuesto del planeta. Así, un habitante de la Ciudad de México será perieco de otro que viva en la India, muy cerca de Hyderabad. Como el lector estará percibiendo, la utilidad de esta palabra es hoy un tanto dudosa, pero ella está allí, ocupando un lugar en el diccionario, y lo cierto es que tiene una larga historia que la hace merecedora de este sitio en nuestra lista de palabras.
En la antigua Grecia, los espartanos solían someter a esclavitud a los pueblos que derrotaban en la guerra, que se convertían en ilotas ‘esclavos’. Además, en Esparta había otra clase de habitantes, los periecos, que no tenían los mismos derechos que los ciudadanos, pero eran hombres libres y vivían en la periferia de la ciudad o en los campos de Lacedemonia, que era el territorio de Esparta. Había entre ellos agricultores, artesanos y comerciantes, y tenían derecho de poseer tierras y esclavos —pero no oro ni plata—, y hasta de competir en los Juegos Olímpicos, aunque también estaban obligados a prestar servicio militar como hoplitas.
Se cree que los espartanos eran descendientes de los dorios, quienes habían subyugado a los aqueos. Del pueblo derrotado, los habitantes de los valles y planicies fueron sometidos a la condición de ilotas, mientras que los aqueos de las montañas se convirtieron en periecos.
La palabra perieco se deriva del griego περίοικος (perioikos), voz formada con el prefijo περί- ( peri-) ‘alrededor’ y οικος oikos ‘casa’ (considerando como tal a toda la ciudad).