brújula
Fue una de las grandes invenciones cuya llegada a Europa al final de la Edad Media hizo posible el descubrimiento del Nuevo Mundo, así como otras hazañas de los grandes navegantes que salieron en busca de los límites del planeta a partir del siglo XV.
La brújula, un instrumento consistente en una aguja imantada que señala siempre el norte magnético, ―que está situado a unos 1.600 km del Polo Norte geográfico, lo que representa una distancia angular de cuatro grados― había sido inventada por los chinos hacia el siglo X de nuestra era y llevada al Viejo Continente por navegantes italianos, presumiblemente venecianos. El nombre chino del aparato se ha perdido, pues el sorprendente instrumento fue llamado bùssola al llegar a Italia hacia el siglo xiii, palabra tomada del latín vulgar buxida ‘cajita hecha de madera de boj’, procedente a su vez del griego pyxis, -idos, del mismo significado. En España, la palabra italiana se deformó por influjo del castellano antiguo buxeta ‘cajita’ y tomó una r después de la b inicial.
La Academia registra también el verbo brujulear, cuyo significado principal es ‘descubrir por indicios y conjeturas algún suceso o negocio que se está tratando’.