África
Los griegos dividían el mundo en tres partes: Europa, Asia y Libia. En esta división —que hubiera hecho las delicias del coronel Gadafi—, Libia abarcaba toda el área que los griegos conocían del continente negro. Sin embargo, en tiempos de Heródoto ya se distinguía entre Libia (aproximadamente con su territorio actual), Egipto y Etiopía, que eran las partes del continente conocidas por los europeos. Las dos primeras estaban habitadas por hombres blancos, mientras que Etiopía se describía como un ‘país de hombres de estirpe divina, de rostro quemado y profunda sabiduría’.
Según algunos geógrafos y etimólogos, el nombre actual África habría sido formado por los romanos, que lo tomaron del término Afri, nombre de un pueblo sobre el cual nada sabemos. Los conquistadores romanos llamaron Africa Vetus (África vieja) al territorio de Cartago, una vez que lo hubieron reducido a provincia, y Africa Nova (África nueva) a Numidia.
Finalmente, el comentarista romano Servio Honorato, que estudió a Virgilio en el siglo IV de nuestra era, planteó una hipótesis según la cual el nombre del continente provendría del latín aprica ‘soleado’ o del griego aphrike ‘sin escalofríos’. Se trata de un continente cuya historia alberga aún tantos misterios que ni el origen de su nombre logramos conocer con certeza.