El traductor y escritor brasileño Paulo César de Souza, es autor de As palavras de Freud, una obra en la que analiza la terminología empleada por el padre del psicoanálisis y con la cual ha contribuido al debate sobre la traducción al portugués de la obra de Freud. En entrevista que concedió al periodista André Carone, del diario O Estado de S. Paulo, traducida del portugués especialmente para esta página, Souza comentó algunas cuestiones sobre la teoría de la traducción y las dificultades en su trabajo con la obra de Freud.
P. ¿En qué medida se puede hoy traducir a Freud sin interpretarlo?
R. Es imposible traducir a Freud sin interpretarlo, sobre todo si tenemos en cuenta que una lectura implica necesariamente en un interpretación, más aún en el caso de un pensador que investiga los fundamentos emocionales, preverbales del comportamiento humano y cuyo lenguaje no siempre es inequívoco.
Así debemos entender la frecuente afirmación de que “toda traducción es una interpretación”. Pero también es posible traducir a Freu sin interpretarlo, si entendemos por tal la actividad de comentaristas que contrabandean sus propias ideas sobre la teoría freudiana, que ofrecen lecturas peculiares de conceptos y hasta introducen nuevos conceptos, pensando que ellos ya están en Freud
No discuto la posible validez de los conceptos, la calidad de la mercadería que estos comentaristas ofrecen. Apenas busco mostrar en As palabras de Freud, que se trata de “bienes no declarados”.
P.¿Cómo explica Ud. el hecho que el psicoanálisis haya sobrevivido en Brasil sin ninguna traducción decente de Freud?
R. Sería tentador decir que ésa es una de las muchas cosas inexplicables de Brasil, pero en este caso hay una relación causal directa. En algunos países, el psicoanálisis no se difundió tanto como aquí, a pesar de que contaban con traducciones confiables de Freud. Tal vez la confusión y el debate suscitados en torno de los conceptos y de su traducción haya contribuido a esa supervivencia.
P. Ud. llegó a Freud por la literatura. La traductora Marilene Carone llegó a él por la clínica, pero el resultado de los trabajos de ambos es muy cercano. ¿Sería esto una confirmación de su tesis de que Freud siempre tenía en cuenta el carácter social y no especializado de la lengua?
R. Sería una aproximación a mi tesis de que en Freud (y en los pensadores en general) es muy difícil trazar una línea entre el uso corriente de la lengua y su uso terminológico. Esa línea estaría siempre en movimiento, pues el lenguaje conceptual remite constantemente a los matices, riquezas e imprecisiones del lenguaje cotidiano. Si Marilene Carone y yo hemos llegado a resultados semejantes sin habernos conocido siquiera, es porque percibimos eso en la práctica. La teoría nació de la práctica, a diferencia de lo que ocurre a veces en el área de psicoanálisis y traducción.
P. Ud. suele advertir que el trabajo de traducción está sujeto a limitaciones. ¿Los traductores y los lectores deben conformarse entonces con los límites?
R. Los traductores y los lectores deben tener conciencia tanto de los límites como de las conquistas. Esto significa tener una noción más clara de qué es traducir. En ese sentido, me parece muy provechosa la lectura de un ensayo del lingüista rumano Eugenio Coseriu, lamentablemente olvidado en las recopilaciones de teoría de la traducción. Coseriu subraya que el vocabulario básico de dos lenguas, por muy próximas que sean, es “intraducible”. El Bonjour! francés no corresponde exactamente a nuestro Bom dia! (buenos días), pues también puede significar Boa tarde (buenas tardes). Y así ocurre con muchos otros significantes incluyendo el vocablo portugués saudade o el alemán Trieb. Coseriu afirma que podemos trasladar a otra lengua la designación, que se da por medio de los “significados”, pero que no coincide con ellos. La pregunta a hacer es: ¿Cómo se denomina el mismo hecho, en la misma situación, en otra lengua?
Al traducir del portugués al alemán., por ejemplo, el traductor actúa primero como un portugués (o brasileño) cuando entiende o “decodifica” un texto y después, como un alemán, cuando produce o “codifica” ese texto. Al lamentar la imposibilidad de traducir, la gente se refiere a los significados, en el sentido de Coseriu. Pero no por eso dejan de traducir pues al responder a la pregunta anterior, se manejan naturalmente con designaciones.