Muere la última hablante de la lengua eyak
Ha muerto Marie Smith Jones, la última hablante de la lengua eyak, en Alaska. Otras 3.000 lenguas están en peligro de extinción, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Esta noticia nos lleva a una consecuencia escalofriante: cada día mueren 3.000 personas que hablan algunas de esas lenguas. El mapamundi de la diversidad lingüística no coincide con el de la densidad de población: el 96% de las lenguas son habladas por el 4% de la población mundial, y más del 80% de los idiomas son endémicos, y están confinados a un solo país.
Marie Smith Jones ha muerto en la cama mientras dormía a sus 89 años. «Al menos ya no sufrirá más porque había padecido muchos dolores durante años», describió la agonía su nieto. La noticia, trágica, habría pasado desapercibida si no llega a ser porque con Marie Smith Jones desaparecía de la faz de las lenguas el eyak, ya que la cacica de Anchorage era su postrer hablante, la última nativa, y heredera de un habla caída en el precipicio del olvido: la última jefa de una menguante tribu a la que había llevado a una batalla legal contra las grandes empresas madereras que talaban bosques en su tierra eyak. En Alaska y en las islas Aleutianas viven unos 63.390 nativos, de los que aproximadamente 14.800 hablan aún algunos de sus idiomas originales pertenecientes a cuatro grupos lingüísticos.
El eyak de Marie Smith Jones era una de las 3.000 lenguas en peligro de extinción, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La mala nueva de Alaska conlleva una consecuencia escalofriante: cada día mueren 3.000 personas que hablan algunas de ellas. El mapamundi de la diversidad lingüística no coincide con el de la densidad de población: el 96% de las lenguas son habladas por el 4% de la población mundial, y más del 80% de los idiomas son endémicos, y están confinados a un solo país. La mitad de la población mundial se expresa en una de las ocho lenguas de mayor difusión: chino (1.200 millones de hablantes), inglés (478), hindi (437), español (400), ruso, árabe, portugués, y francés. Este desequilibrio lleva a los expertos a prever la desaparición del 95% de las lenguas vivas en este siglo. Algunos estudiosos sostienen que cada dos semanas muere una lengua. Los índices de extinción son muy elevados en las zonas de mayor diversidad lingüística: en África más de 200 lenguas cuentan con menos de 500 hablantes.
Michael Krauss, de la Universidad de Alaska en Fairbanks, recuerda que hace diez mil años, cuando existían en la Tierra unos diez millones de seres humanos, se hablaban más de veinte mil lenguas en un viaje submarino donde la «integración social y económica, el desarrollo de las comunicaciones globales y la extinción o asimilación de las culturas lugareñas» todavía no habían llevado al cañón del exterminio a miles de idiomas.
Era cuando las lenguas nacían, se reproducían y morían con las sociedades que las hablaban. Pero en contraste con la economía de hoy -que se desacelera peligrosamente sin frenos- la desaparición de los idiomas se acelera progresivamente como resultado de la mundialización, víctimas de guerras sin cuartel.
Hoy, más de la mitad de las 7.000 lenguas que se hablan en el mundo están al borde del precipicio. ¿Las causas?: apenas tienen presencia en la Administración, en la Educación y en los medios de comunicación. El umbral mínimo para que una lengua sobreviva se eleva a 100.000 hablantes. Sin embargo, de las 7.000 que existen la mitad es hablada por menos de 10.000 personas, y 1.500 por menos de 1.000. «Desde que las lenguas se diversificaron -señala Ranka Bjeljac-Babic, de la Universidad de Poitiers (Francia)- al menos 30.000 (algunos hablan incluso de 500.000) nacieron y se extinguieron, a menudo sin dejar huella. Lo que es novedad es la rapidez con que perecen en la actualidad». El nacimiento de los Estados-nación fue un factor decisivo de la consolidación de las lenguas nacionales y de la marginación del resto. Según Bjeljac-Babic, «los Gobiernos nacionales, en su marcado empeño por instaurar una lengua oficial en la educación, los medios y la Administración, procuraron deliberadamente eliminar las minoritarias». España.
El vasco y Unamuno
Según Proel (Promotora Española de Lingüística), entidad asociada al grupo SIL (Summer Institute of Linguistics, organización que lucha a favor de las lenguas menos conocidas), en España están amenazados el vasco, asturiano, gallego, aranés, y aragonés; y seriamente amenazados el mirandés, el leonés y el extremeño. Para el académico Francisco Rodríguez Adrados, que acaba de publicar una exhaustiva «Historia de las Lenguas de Europa», miles de lenguas han desaparecido, «y es una pena, porque las lenguas en un principio eran pequeños dialectos. Es imposible tener esas multiplicidades. Por ejemplo, el niño vasco de Vizcaya aprende el vasco de su pueblo porque son dialectos. El vasco se ha unificado antes de ayer. Después ese niño aprende el vasco estándar, este otro que han inventado, y más tarde tiene que aprender el español, y luego el inglés, de modo que su cabeza va a estallar un día. Cuando hay una clara presión política entonces se conserva; cuando no, instantáneamente, dejadas a las fuerzas libres de la sociedad, esas pequeñas lenguas desaparecen». Y recuerda el profesor Adrados un famoso discurso de Miguel de Unamuno que causó gran conmoción. Fue en 1901, en su tierra nativa. El escritor bilbaíno les dijo a sus paisanos que el vascuence estaba agonizando, que no les quedaba más que recogerlo y enterrarlo con piedad filial, «embalsamado en ciencia». Treinta años después, Unamuno -en el Congreso sobre las Lenguas Hispánicas- sostuvo que «hoy continúa esa agonía. Es cosa triste, pero el hecho es un hecho, y así como me parecería una verdadera impiedad el que se pretendiera despenar a alguien que está muriendo, a la madre moribunda, me parece tan impío inocularle drogas para alargarle una vida ficticia, porque drogas son los trabajos que hoy se realizan para hacer una Lengua culta y una Lengua que, en el sentido que se da ordinariamente a esta palabra, no puede llegar a serlo. El vascuence -concluyó don Miguel-, hay que decirlo, como unidad no existe, es un conglomerado de dialectos en que no se entienden a las (sic) veces los unos con los otros».
Rodríguez Adrados explica que en los países donde había y hay miles de lenguas «de África, de América -las lenguas indígenas-, cada tribu tenía un dialecto. El estado natural de la Humanidad es la multiplicidad de dialectos. Si en América ha habido lenguas extendidas, pre-hispánicas, el quechua... es por la labor artificial de los misioneros. De manera que cuando se crean grandes unidades culturales o políticas inevitablemente las lenguas peor situadas sufren, y se pierden. Los misioneros predicaban a los indios en el trabajo de aprender el quechua, y luego resulta que a los quechuas lo que les gustaba era aprender en español. Porque era otro nivel social, era la vía de subir, de trepar en la sociedad, de asimilarse al grupo dominante, de acceder a la cultura, de escribir poemas. Es la Historia». ¿Por qué se aparta de las escuelas al español en Cataluña? «El español en Cataluña sobrevive -concluye el académico-, y sobrevivirá, porque tiene mucho peso. La cuestión es que lo están convirtiendo en una lengua de segunda. Sociolingüísticamente ya no es una lengua de un Estado, ni de una nación, ni de la burocracia, ni de la vida cultural».
Asia :el caos de un titán
La India, una nación en la que se hablan 1.650 lenguas, se halla ante el grave dilema de preservar la integridad nacional sin poner en peligro las lenguas regionales. Muchas de sus lenguas minoritarias corren el riesgo de extinguirse. En la cúspide de la Torre de Babel india se hallan el hindi y el inglés, dos lenguas que son extranjeras para dos tercios de la población. De esos 1.650 idiomas unos 400 se utilizan como vehículos de comunicación. Veintidós de ellos son hablados por el 75% de los habitantes de la Unión India. El hindi es de hecho una lengua minoritaria, ya que solamente lo habla un 40% de la población del país. Los musulmanes hablan el urdú; los sijs, el punjabí, y los angloindios, el inglés. Por otra parte, más de 600 minorías tribales montañesas hablan idiomas que no se enseñan en la escuela, aunque los reconoce la Constitución.
En el sureste asiático el número de hablantes por lengua es relativamente elevado, pero el futuro de unas 40 de las entre 600 y 700 lenguas existentes «dependerá esencialmente de las políticas que adopten los respectivos Estados», según el «Libro rojo sobre las lenguas amenazadas de Europa y el noreste de Asia», de Ediciones Unesco. En el noreste de Asia sólo seis de las 47 lenguas censadas «tienen posibilidades reales de mantenerse» junto al ruso: 20 moribundas, 8 en vías de extinción, y 13 en peligro.
Iberoamérica: las amerindias al pie del cañón
Están al borde del precipicio entre un tercio y la mitad de las 500 lenguas amerindias existentes, y la reducción más marcada es la prevista en Brasil, donde la mayoría de los idiomas son hablados por comunidades extremadamente pequeñas. En América del Norte la situación más preocupante es la que amenaza a las lenguas indígenas y criollas, especialmente en Estados Unidos y Canadá, donde las 200 lenguas amerindias que lograron sobrevivir hasta ahora están todas en peligro, excepto el navajo, el cree y el ojibwa. La «lengua secreta» machaj juyai sigue siendo hablada por algunas familias de los kallawaya, médicos fitoterapeutas tradicionales que viven en los Andes bolivianos. Esta lengua es el vector de conocimientos ancestrales y lenguas en peligro de desaparición. La UNESCO trata de salvaguardar todas las lenguas del mundo en vías de extinción.
Europa: nueve moribundas
De las 123 lenguas habladas en el Viejo Continenete, nueve están a punto de expirar, 26 cercanas a la extinción, y 38 en peligro. El bielorruso y el tártaro están potencialmente amenazados; 34 seriamente amenazados: el ladino, arameo, árabe chipriota, yiddish, gascón, languedociano, provenzal, alpino-provenzal, franco-provenzal, auvernés, lemosín, romanche, poitevino-saintongés, normando, picador, bretón, francés de las islas del Canal, istrio, istrorrumano, frisón oriental, frisón septentrional, gardiol, aromúnico, pontiaká, arvanita, tsaconio, vlasi, gagauzo, caraíta, casubio, sami meridional, ingrio, ludio, vepsio y mari. Amenazados se hallan el manés, scots, gaélico irlandés, gaélico escocés, frisón occidental, valón, lombardo, ligur, romañol, ladino friuliano, romanche, romañol, faetar, arberesco, alto sorbio, bajo sorbio, bajo sajón, ruteno, romaní, gagauzo, nodai, kurdo, laz, moksha, erzia, baskirio, chuvasiano, mari oriental, permio, komi, olonetsiano, carelio, y sami septentrona. Extinguidas fueron el manés, prusiano antiguo, caraíta, gótico, cornuallés, dálmata, polabo, eslovincio, y nórdico. Y sobre el italkiano, pontiaká, sami akkala, sami ter, sami pite, sami ume, y votio pende la espada de Damocles de la extinción definitiva.