¿Cómo enfrentar los retos de la traducción en la era de la inteligencia artificial?
Carla Imbrogno, a cargo de la organización del Fórum y responsable de Looren América Latina
Cada año, unos cien traductores de todo el mundo se instalan durante algunas semanas a trabajar en sus proyectos literarios en la Casa de Traductores Looren (Suiza), una institución quizás como otras casas literarias en Francia, Alemania, Italia o Canadá, pero con aspectos diferenciales. Por un lado, quizá por su origen suizo con sus cuatro lenguas oficiales, en sus propósitos fundacionales está la idea de fomentar toda suerte de combinaciones lingüísticas en el mundo de la traducción de libros. Por otro, Looren tiene una llegada poco frecuente en Latinoamérica.
Además de ser la sede suiza de una residencia colectiva de traductores latinoamericanos –que en febrero de 2025 incluirá a traductores literarios de lenguas vernáculas como el guaraní y el tsotsil– , el espacio oficia como una usina de creación de proyectos de colaboración, intercambio y capacitación, con especial interés en impulsar el rol del traductor en el mundo editorial, sobre todo en países con pocas –o nulas– políticas públicas para el sector, como subsidios de movilidad, becas de creación, o mayores reconocimientos, efectivos y simbólicos. Carla Imbrogno, a cargo de la organización del Forum y responsable de Looren América Latina, dialogó con Clarín sobre los desafíos de esa actividad.
Imbrogno es traductora y gestora cultural y empezó a dar forma en 2015 a un programa que busca proyectar a los traductores literarios latinoamericanos a nivel global. Que Imbrogno ocupe esta posición clave para el sector resulta esperable –por su trayectoria–, pero resulta, además, un hallazgo estratégico que desde la Argentina se cuente con un enclave para pensar la promoción de redes de cooperación entre traductores literarios a nivel global, programando actividades y diseñando nuevos formatos de intercambio.
Riesgos en este campo
“Un propósito fundamental de Looren es hacer visible la existencia de las y los traductores literarios (por ejemplo, alentando la inclusión de sus nombres en las tapas de los libros). La avanzada de la inteligencia artificial también en el mundo editorial exige, de hecho, debatir con información y conciencia sus posibilidades y riesgos en este campo”, comenta Imbrogno.
Después de varios encuentros regionales, este año Imbrogno amplió horizontes e ideó el primer Looren Forum, de escala ahora global y bajo el lema “Compartimos historias y promovemos la diversidad lingüística”. El evento (a fines de noviembre) fue online y transdisciplinario.