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¿Ir “por” agua o ir “a por” agua?

29/08/2024

Una de las diferencias entre el español europeo y el americano es el uso, en España del sintagma “a por” antes de verbos que indican movimiento, como “ir”, “venir”, “volver” y “salir”. En la Península, es común escuchar expresiones como “Ve a por agua” o “Salgo a por el pan”, mientras que, en América Latina, estas construcciones se perciben como anómalas y se prefiere el uso exclusivo de la preposición “por”, como en “Ve por agua” o “Salgo por el pan”.

En realidad, el uso de dos preposiciones consecutivas es común y no se presta a grandes de debates, pero la secuencia “a por” suena anómala en América.

En realidad, no existe razón lingüística alguna para condenar el uso de “a por”, ya que es tan legítimo como otras combinaciones de preposiciones que nunca han sido censuradas, como “para con”, “de entre” o “por entre”, dice la RAE. La secuencia “a por” se documenta en textos españoles desde los siglos XVI y XVII y se explica por el cruce de las estructuras “ir a un lugar” (complemento de dirección) e “ir por algo o alguien” (en busca de), ya que en esta última también está presente la idea de movimiento hacia.

El uso de ambas preposiciones, frente al empleo aislado de “por”, resuelve en muchos casos problemas de ambigüedad, una distinción expresiva más rica, que los hablantes americanos perdemos. Por ejemplo, la oración “Voy por mi hijo” puede significar “voy a buscar a mi hijo”, “voy en lugar de mi hijo”, “voy en favor o por el bien de mi hijo” o “voy porque me lo ha pedido mi hijo”. En cambio, la oración “Voy a por mi hijo” solo puede significar “voy a buscar a mi hijo”.

La Academia española indica que que el uso de “a por” es normal en el español de España y no hay motivo para censurarlo, puesto que se trata de una forma propia de esa variedad, que se ha consolidado a lo largo de los siglos y es una muestra de la riqueza y diversidad del idioma español.

La RAE defiende la legitimidad del uso de “a por” y lo considera una construcción válida y útil en el español de España. La institución invita a los hablantes a aceptar y respetar las diferencias lingüísticas entre las distintas variedades de nuestra lengua, y reconoce que todas ellas contribuyen a la riqueza del idioma.