¿Por qué los humanos hablamos tantos idiomas?
Un nuevo modelo que explora los procesos que dieron forma a la diversidad lingüística de Australia proporciona una plantilla para que los investigadores averigüen más sobre la diversidad lingüística.
La gente alrededor del mundo no habla un solo idioma universal, ni siquiera un puñado de ellos. En cambio, hoy en día nuestra especie habla colectivamente más de 7.000 lenguas distintas. Y estos lenguajes no se propagan al azar por todo el planeta. Por ejemplo, se encuentran mucho más idiomas en las regiones tropicales que en las zonas templadas. La isla tropical de Nueva Guinea es el hogar de más de novecientos idiomas. Rusia, veinte veces más grande, tiene 105 idiomas nativos. Incluso dentro de los trópicos, la diversidad lingüística varía ampliamente.
Por ejemplo, las 250.000 personas que viven en las ochenta islas de Vanuatu hablan 110 idiomas diferentes, pero en Bangladesh, una población 600 veces mayor sólo habla 41 idiomas. Entonces, ¿Por qué los humanos hablan tantos idiomas? ¿Y por qué están tan dilatados por todo el planeta? Aún tenemos pocas respuestas claras a estas preguntas fundamentales acerca de cómo la humanidad se comunica.
Es factible realizar una lluvia de ideas en torno a las posibles respuestas a estas preguntas intrigantes. Podríamos manifestar hipótesis respecto a la diversidad lingüística sobre la base de la historia, las diferencias culturales, las distancias geográficas, o bien, las viejas disputas de carácter político y social.
La Universidad de Colorado hizo uso de un equipo multidisciplinario para intentar identificar por medio de la simulación las causas de los patrones particulares de la lengua a través de los procesos que podrían estar creándolas. Cuanto más cerca están los productos del modelo de la realidad que se sabe existe, mayor es la probabilidad de entender los procesos reales de la propagación de las lenguas.
El modelo de simulación partió únicamente de tres suposiciones básicas. Primero, que las poblaciones se moverán para llenar los espacios disponibles donde nadie más vive. Segundo, que la lluvia o factores climáticos limitarán el número de personas que pueden vivir en un lugar. Y tercero, que las poblaciones humanas tienen un tamaño máximo.
Se utilizó este modelo para simular mapas de diversidad lingüística en todo el territorio australiano. En cada iteración, una población inicial surgió al azar en algún lugar del mapa y comenzó a crecer y propagarse en una dirección aleatoria. Increíblemente, el modelo produjo 407 lenguas, sólo una más del número real existente.
Este modelo puede ser aplicado para analizar otras regiones del mundo, aunque se sospecha que los patrones de diversidad lingüística en otros lugares podrían ser moldeados por diferentes factores y procesos. Pero aún así es un buen punto de partida para comprender cómo se propagan las distintas lenguas y por qué existen tantas de ellas.