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¿Pueden los adultos aprender idiomas como los bebés?

17/03/2025
Kateřina Chládková, Šárka Šimáčková y Václav Jonáš Podlipský

Imagen generada por IA (Dall-E)

Aprender un nuevo idioma a una edad avanzada puede ser una experiencia frustrante. Se da la paradoja de que, pese a que nuestros cerebros adultos, más maduros y experimentados, deberían hacernos más sencillo el aprendizaje, son los niños pequeños, analfabetos, los que adquieren idiomas con aparente facilidad.

Los bebés comienzan su viaje de aprendizaje del lenguaje en el útero. Una vez que sus oídos y cerebros lo permiten, se sintonizan con el ritmo y la melodía del habla audible a través del vientre. A los pocos meses de nacer, comienzan a separar en fragmentos el habla continua y a aprender cómo suenan las palabras. Cuando gatean, se dan cuenta de que muchos fragmentos del habla etiquetan las cosas que los rodean. Los niños tardan más de un año en escuchar y observar antes de decir sus primeras palabras, y la lectura y la escritura llegan mucho más tarde.

Sin embargo, para los adultos que aprenden un idioma extranjero, el proceso suele ser inverso. Empiezan aprendiendo palabras, a menudo de la letra impresa, e intentan pronunciarlas antes de captar el sonido general del idioma.

Sintonizar con un nuevo idioma

Nuestro nuevo estudio muestra que los adultos pueden captar rápidamente los patrones melódicos y rítmicos de un idioma completamente nuevo. Confirma que el mecanismo de adquisición del idioma de los bebés permanece intacto en el cerebro adulto.

En nuestro experimento, 174 adultos checos escucharon durante 5 minutos maorí, un idioma que nunca habían oído. Luego se les hizo una prueba con nuevos clips de audio en maorí o malayo, otro idioma desconocido pero similar, y se les pidió que dijeran si estaban escuchando la misma lengua que antes o no.

Las frases de prueba se filtraron acústicamente para imitar el habla que se escucha en el útero. Esto conservó la melodía y el ritmo, pero eliminó las frecuencias superiores a 900 Hz que contienen detalles de consonantes y vocales.

Los oyentes distinguieron correctamente los idiomas la mayoría de las veces, lo que demuestra que incluso una exposición muy breve fue suficiente para que captaran implícitamente los patrones melódicos y rítmicos de un idioma, al igual que hacen los bebés.

Sonidos y palabras

Sin embargo, durante la fase de exposición, solo un grupo de participantes se limitó a escuchar; otros tres grupos escucharon mientras leían los subtítulos. Dichos subtítulos estaban escritos de tres maneras diferentes. En el primer grupo, la ortografía maorí original, en la que los sonidos del habla se corresponden de forma sistemática con letras específicas (similar al español). El segundo grupo leyó los subtítulos alterados para reducir la correspondencia entre sonido y letra (como en inglés, por ejemplo, “sight”, “site”, “cite”). El tercer grupo vio subtítulos transliterados a una escritura desconocida para cualquiera de los participantes (hebreo).

Los resultados mostraron que la lectura de la ortografía alfabética dificultaba la sensibilización de los adultos a la melodía y el ritmo generales de la lengua novel, lo que reducía su rendimiento en la prueba. Como principiantes completos, los participantes pudieron aprender más maorí sin ayudas textuales de ningún tipo.

El analfabetismo inicial ayuda al aprendizaje

Nuestra investigación se basa en estudios anteriores, que han descubierto que la ortografía puede interferir en la forma en que los estudiantes pronuncian las vocales y consonantes individuales de una lengua no nativa. Entre los estudiantes de inglés, por ejemplo, los italianos alargan las letras dobles, mientras que los españoles confunden palabras como “ship” y “sheep” debido a cómo se leen la “i” y la “e” en español.

Nuestro estudio muestra que la ortografía puede incluso obstaculizar nuestra capacidad natural para escuchar la melodía y el ritmo del habla. Por lo tanto, los expertos que buscan formas de reavivar las capacidades de aprendizaje de idiomas de los adultos deberían tener en cuenta el impacto potencialmente negativo de la exposición prematura a la ortografía alfabética en una lengua extranjera.

El fin del periodo sensible

Estudios preliminares han propuesto que un supuesto “período sensible” para adquirir los patrones de sonido de un idioma termina alrededor de los 6 años. No es casualidad que esta sea la edad en la que muchos niños aprenden a leer. También hay investigaciones sobre bebés que muestran que empezar con las características globales del habla, como su melodía y ritmo, sirve como puerta de entrada a otros niveles de la lengua materna.

Un enfoque inverso del aprendizaje de idiomas, que comienza con las formas escritas, puede socavar la sensibilización de los adultos a la melodía y el ritmo de una lengua extranjera. Afecta a su capacidad para percibir y producir el habla con fluidez y, por extensión, a otras competencias lingüísticas como la gramática y el uso del vocabulario.

Un estudio con alumnos de primero y tercero de primaria confirma que los niños analfabetos aprenden un nuevo idioma de manera diferente a los niños alfabetizados. Los no lectores aprendían mucho mejor qué artículo iba con qué sustantivo (como en el italiano “il” bambino o “la” bambina) que los sustantivos sin artículo. En cambio, el aprendizaje de los lectores se veía influido por la forma escrita, que pone un espacio entre los artículos y los sustantivos.

Aprender como un bebé

Escuchar sin leer letras puede ayudarnos a dejar de centrarnos en las vocales, consonantes y palabras individuales, y en su lugar absorber el flujo general de un idioma, al igual que hacen los bebés. Nuestra investigación sugiere que los estudiantes adultos podrían beneficiarse de adoptar un enfoque más centrado en la audición, es decir, interactuar primero con el lenguaje hablado antes de introducir la lectura y la escritura.

Las implicaciones para la enseñanza de idiomas son significativas. Los métodos tradicionales suelen poner un gran énfasis en la lectura y la escritura desde el principio, pero un cambio hacia experiencias de escucha inmersivas podría acelerar la competencia oral.

Por lo tanto, tanto los estudiantes de idiomas como los educadores deberían considerar la posibilidad de ajustar sus métodos. Esto significa sintonizar con conversaciones, pódcasts y habla nativa desde la etapa más temprana del aprendizaje de idiomas, y no buscar inmediatamente la palabra escrita.

Kateřina Chládková es profesora assistente en la Charles University, en Olomouc, Chequia; Šárka Šimáčková, es profesora asistente en la Palacky University Olomouc, también en Chequia y Václav Jonáš Podlipský es profesor asistente de Fonética en la Palacky University.