Álex Grijelmo: “El lenguaje es la ropa que nos ponemos para salir a la plaza pública”
Álex Grijelmo: “El español es la suma de todas las maneras de hablarlo”,
Subdirector de EL PAÍS, coordinador del Libro de estilo, responsable de la Unidad de Edición y la persona que saca los colores a los periodistas del diario. Álex Grijelmo y su equipo velan por el cumplimiento de las normas profesionales, gramaticales y de estilo en EL PAÍS. El manejo de las fuentes, las cuestiones éticas, el sentido con el que se emplea una palabra o la estructura de un titular son cuestiones serias en la Redacción que implican discusiones con los compañeros, correcciones que buscan evitar que un error se enquiste y se convierta en una costumbre. Sobre esto, la precisión del léxico, el lenguaje inclusivo o los anglicismos charló Grijelmo hace algunos días en un encuentro virtual con un grupo de suscriptores del diario.
El Libro de estilo de EL PAÍS es la Constitución para los periodistas de la casa. En él no solo encuentran un manual para el uso de la lengua, sino también una guía de conducta y los valores por los que deben regirse en el desempeño del oficio. “Es el código que deben conocer todos en el periódico y que además tiene un proceso de elaboración que se parece al constitucional”, explicó Grijelmo. La última edición del Libro de estilo, que ha sido publicada este año, pasó por una comisión redactora, un debate entre los directores adjuntos del diario, una exposición posterior ante la dirección de EL PAÍS y luego una explicación a cada una de las secciones del diario. También hubo un periodo en el que todos los redactores pudieron enviar enmiendas. Se presentaron unas 150 y fueron aceptadas 120.
EL PAÍS tiene la obligación de emplear un lenguaje formalmente impecable, con un vocabulario común, pero no vulgar. El subdirector señaló que ese equilibrio “es el reto” que encaran diariamente los más de 300 periodistas del diario. “Desde el primer momento nuestros lectores nos exigieron que escribiésemos en buen castellano y no utilizáramos anglicismos, galicismos o extranjerismos en general si disponíamos de palabras en español. Y así sigue sucediendo, como vemos en las cartas al director o en las quejas ante el Defensor del Lector”. “Si no cuidamos eso”, añadió”, “perderemos crédito ante nuestro público. El lenguaje es la ropa que nos ponemos para salir a la plaza pública, y hoy en día importa mucho el aspecto que ofrecemos”.
Grijelmo comentó también la postura del diario en cuanto al lenguaje inclusivo. Expuso la poca conveniencia de aceptar duplicidades como “los y las niñas” en un medio escrito y la complejidad de aceptar fórmulas que no están asentadas en el idioma como el sufijo “-e” o el símbolo “@” a modo de morfema de genérico. “Usamos el lenguaje más próximo al que hablan casi 600 millones de personas. No utilizamos esas fórmulas, pero las respetamos y entendemos que parten de muy buenas intenciones en busca de la igualdad”, aseveró.
Los suscriptores se interesaron también por la inclusión de americanismos, cada vez más presentes gracias a la fortaleza del diario en América Latina y a la diversidad de nacionalidades entre los redactores. “El español es la suma de todas las maneras de hablarlo”, citó Grijelmo, “y estamos abiertos a los americanismos que son comprensibles por un público hispanohablante en general”. En la conversación se abordaron también los procesos de control en la web o la influencia de esta en el estilo de la edición de papel.