Académico de la RAE dicta curso en Panamá
El español Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la Real Academia Española ( RAE), está convencido de que todo docente que transpire por sus poros aquello que él llama “pasión por la lingüística” —que no es más que el buen uso y el estudio profundo de la lengua— es capaz de contagiar ese entusiasmo por el cuidado del lenguaje a otros.
Así lo afirma el doctor en Filología Hispánica en una entrevista concedida a La Prensa en el istmo, momentos previos a que inaugurara como profesor invitado de la Universidad de Panamá ( UP) una asignatura de la Maestría en lingüística del texto aplicada a la enseñanza del español, dirigida a 22 egresados de la Escuela de Español de la UP.
Los constantes vocablos que se agregan son indicadores de que la lengua española es un elemento “cambiante”, plantea este catedrático de Lingüística general de la Universidad de León, en España.
“La lengua cambia. Todas las lenguas llevan la semilla de la transformación, y un lenguaje que no evoluciona es una lengua muerta”, dice. Aunque se vive un periodo en que las tecnologías de la información cobran un papel preponderante, señala que la integridad de la lengua no corre peligro. “Cuando apareció el telegrama, hubo el temor de que iba a deformar el lenguaje, y el lenguaje siguió utilizándose. El chat tiene su vida también”. Es por ello que la lengua no tiene enemigos, más que la ignorancia, recalca.
Gutiérrez Ordóñez —quien es correspondiente de la Academia Panameña de la Lengua desde 2011— afirma que la lengua es “sabia y toma lo que necesita. Es el instrumento más democrático que hay, porque cada hablante cuando utiliza una palabra está depositando su voto. Una palabra vive o pervive si los hablantes deciden utilizarla”.
El mundo del lenguaje, aquel que Gutiérrez Ordóñez lleva como si fuese su propio universo, es para sí “un mundo apasionante, es la mejor creación que ha hecho el hombre. No hay catedral ni hay nada tan hermoso, tan sistemático y tan complejo como el lenguaje, aparte de que tiene una importancia enorme en la vida”.
Pasión por la riqueza del lenguaje
Apasionar a los demás por el lenguaje ha sido la meta personal que se ha establecido el doctor en Filología Hispánica Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la Real Academia Española ( RAE). Esta semana el catedrático español ha sembrado esa “pasión por la lingüística” —nombre de un curso que impartió durante 23 años consecutivos en España para licenciados que iban a dedicar su vida a la enseñanza — a egresados de la Escuela de Español de la Universidad de Panamá ( UP), mientras les imparte La pragmática, asignatura de la Maestría en lingüística del texto aplicada a la enseñanza del español de la UP.
Esa misma pasión que Gutiérrez Ordóñez pregona tocó a su puerta gracias a José Vega, su profesor de Lengua y Literatura de tercer año de bachillerato. Fue quizás a la edad de 14 o 15 cuando comenzó a trazar su camino por las letras a través de las lecciones de su docente. “Mi profesor era un hombre que comprendía muy bien la poesía, la explicaba, la recitaba y la comentaba muy bien. Tenía muy buena formación, había sido discípulo de Dámaso Alonso y de Rafael Lapesa, los mejores especialistas en su momento, y supo transmitirla”.
Siempre se sintió agradecido con su profesor, ya fallecido, por compartirle su pasión. “Siempre le rendí afecto. Cuando saqué la primera cátedra le escribí, fui a verlo y a darle las gracias (...) En una ocasión cuando le di las gracias, me dijo que no tenía que dárselas, que él estaba más que pagado; seguido, me recordó unos versos de un romance antiguo del siglo XIII o XIV que contaba las historias de un monje que entró tarde al monasterio, ya después de casado y de haber tenido hijos, y el monje dijo que ‘ si no vencí reyes moros, engendré quien los venciera’. Es decir, que si él no había conseguido mucho, había ayudado a que alguien pudiera llegar más lejos. Es preciosa esa imagen. Ese es el ideal que debe tener todo profesor: que sus alumnos vayan más lejos que él”. Gutiérrez Ordóñez, responsable de publicaciones de la RAE, explica el carácter social de la lengua y el rol de la docencia.
¿En qué radica la importancia del buen uso de la lengua?
El buen uso de la lengua es un bien enormemente apreciado por la sociedad. Es la sociedad quien aprecia su propia lengua, quien venera a los que la utilizan bien (a sus escritores, a sus poetas) y quien también de alguna manera exige el respeto de todos los hablantes.
¿La ortografía ha decaído con el tiempo?
Pues, eso es un fenómeno muy complejo. Es cierto que muchos profesores decimos que la ortografía ha decaído, pero el problema es complejo, porque antes estudiaban muy pocas personas y muy selectas; el nivel ortográfico de esas personas era muy alto, pero las que no estudiaban apenas sabían escribir, entonces la situación era muy baja. Hoy posiblemente la parte alta no escriba tan bien, pero la parte baja ha subido su nivel ortográfico.
¿Se inclina por algún género literario en especial?
Me gusta la narración, la novela larga; también me gusta el cuento, la novela breve. Pero tengo que decir que posiblemente sea la poesía el territorio donde más a gusto y satisfecho me encuentro, porque es un ámbito de enorme trabajo.
¿Qué expectativas tiene de su curso?
Diría que las mejores. La idea es enseñarles a los profesores grandes fundamentos para que así puedan apasionar a sus alumnos. La raíz de este curso es formar profesores, formar formadores. La mayor inversión que puede hacer el país es formar bien a los que van a formar. No hay profesión más rentable que la de enseñar a aquellos que van a educar a nuestros nietos.
Estoy convencido de que solamente los profesores que conocen bien su asignatura y que la dominan son capaces de amarla y de transmitir esa pasión.