Afirman haber descifrado el manuscrito de
Voynich
El ConfidencialEl manuscrito Voynich es uno de los libros más valiosos del mundo. Datado en el siglo XV, está escrito en un idioma desconocido, que ha sido objeto de estudio de cientos de criptógrafos. Su origen no está claro, y hay teorías para todos los gustos. Lo único seguro es que se trata de un auténtico texto medieval y que su contenido sigue siendo un misterio.Muchos científicos han insistido en que se trata de un engaño: un objeto creado a propósito para parecer misterioso y antiguo ante los ojos de los reyes de finales de la Edad Media, cuyo único objetivo era ser vendido al mejor postor. Pero Stephen Bax, un lingüista de la Universidad de Bedfordshire, en Reino Unido, asegura todo lo contrario: el manuscrito es real. Y lo es porque ha logrado traducir partes del texto que todo el mundo creía indescifrable.Bax ha estado dos años estudiando el manuscrito, utilizando análisis lingüísticos letra por letra. «Mi idea era identificar nombres propios en el texto, la técnica que se ha usado con éxito para descifrar jeroglíficos egipcios y otros textos misteriosos», ha explicado el profesor en un comunicado de la universidad. «Una vez que descifras esos nombres puedes trabajar con partes del manuscrito». Hay algunas secciones del manuscrito Voynich cuyo sentido parece más fácilmente identificable, aquella conocida como el «herbario», un compendio de ilustraciones de plantas, y la «astronómica», que contiene diagramas circulares que muestran constelaciones y planetas. Es en estas secciones donde Bax empezó a atar cabos: «El manuscrito tiene un montón de ilustraciones de estrellas y plantas. Fui capaz de identificar algunas de ellas y sus nombres estudiando manuscritos medievales sobre plantas escritos en árabe y otros lenguajes. Ya tenía algo con lo que empezar, y los resultados fueron emocionantes».Entre las palabras descifradas se encuentra la que se utiliza en el texto para referirse a la constelación de Tauro, que aparece junto a una ilustración de siete estrellas que parecen ser las Pléyades –el grupo de estrellas situado a un costado de la constelación–. Además ha identificado la palabra kantairon, que se refiere a la planta Centaurea cyanus, una hierba bien conocida en la Edad Media.Una codificación parcialEl profesor Bax sigue trabajando en el texto, y sólo ha logrado decodificar parcialmente algunas partes del mismo, pero su hallazgo resulta de suma importancia pues, de ser cierto, podría abrir el camino a la traducción completa de este y, lo que es seguro, a desterrar la idea de que se trata de una falsificación.«Mi intención al comunicar los hallazgos tan pronto es animar a otros lingüistas a que trabajen conmigo para descifrar el manuscrito por completo, utilizando el mismo planteamiento», asegura Bax. «Aunque no va a ser nada fácil, es la manera con la que podremos entender finalmente que era lo que sus misteriosos autores querían decirnos. Lo que es seguro es que mis hallazgos muestran de forma concluyente que el manuscrito no es un engaño, como algunos creen. Es probablemente un tratado sobre naturaleza escrito en un lenguaje de Oriente Próximo o Asia».Hay algunas secciones del manuscrito Voynich cuyo sentido parece más fácilmente identificable, aquella conocida como el «herbario», un compendio de ilustraciones de plantas, y la «astronómica», que contiene diagramas circulares que muestran constelaciones y planetas. Es en estas secciones donde Bax empezó a atar cabos: «El manuscrito tiene un montón de ilustraciones de estrellas y plantas. Fui capaz de identificar algunas de ellas y sus nombres estudiando manuscritos medievales sobre plantas escritos en árabe y otros lenguajes. Ya tenía algo con lo que empezar, y los resultados fueron emocionantes».Entre las palabras descifradas se encuentra la que se utiliza en el texto para referirse a la constelación de Tauro, que aparece junto a una ilustración de siete estrellas que parecen ser las Pléyades –el grupo de estrellas situado a un costado de la constelación–. Además ha identificado la palabra kantairon, que se refiere a la planta Centaurea cyanus, una hierba bien conocida en la Edad Media.Una codificación parcialEl profesor Bax sigue trabajando en el texto, y sólo ha logrado decodificar parcialmente algunas partes del mismo, pero su hallazgo resulta de suma importancia pues, de ser cierto, podría abrir el camino a la traducción completa de este y, lo que es seguro, a desterrar la idea de que se trata de una falsificación.«Mi intención al comunicar los hallazgos tan pronto es animar a otros lingüistas a que trabajen conmigo para descifrar el manuscrito por completo, utilizando el mismo planteamiento», asegura Bax. «Aunque no va a ser nada fácil, es la manera con la que podremos entender finalmente que era lo que sus misteriosos autores querían decirnos. Lo que es seguro es que mis hallazgos muestran de forma concluyente que el manuscrito no es un engaño, como algunos creen. Es probablemente un tratado sobre naturaleza escrito en un lenguaje de Oriente Próximo o Asia».Según Montemurro, si el lenguaje fuera real, cada sección debería contener palabras que se repitieran con más frecuencia, del mismo modo que, por ejemplo, en un libro de bricolaje aparecen con mayor reiteración palabras como "taladro", "martillo" o "destornillador". Y en el manuscrito ocurre: hay conjuntos de palabras que se repiten más en cada sección. Además, como en todo lenguaje real, existe un espacio predecible entre el conjunto de palabras que se repiten. Su conclusión era clara: «El voynichés es un lenguaje. Y es imposible pensar que fuese puesto ahí a propósito».Los hallazgos de Bax no son los únicos publicados este mes en torno al manuscrito. A principios de febrero un estudio aparecido en el American Botanical Council sugería que el texto podría tener origen azteca, ya que muestra plantas que sólo crecen en Mesoamérica. En total, los investigadores creen que 37 de las 303 plantas dibujadas en el manuscrito, seis animales y un mineral, pertenecen a una región concreta entre Texas, el oeste de California, el sur de Nicaragua y el centro de México.En opinión de los investigadores estadounidenses, el idioma del texto podría ser un dialecto extinto del nahúatl, una lengua azteca que se hablaba en esta zona de Mesoamérica. Ello choca por completo con las conclusiones de Bax, que sitúa el origen del manuscrito en la otra punta del mundo.No cabe duda de que el manuscrito Voynich seguirá dando que hablar en el futuro.