twitter account

Armonizan en España certificados de
Español

22/03/2010

Elisa Silió, El PaísEl español es ya la segunda lengua más hablada en el mundo, (328,5 millones de personas), por detrás del chino (1.212,5 millones) y por delante, por primera vez, del idioma vehicular internacional, el inglés (328 millones). Lo dicen los datos, actualizados el pasado octubre, proporcionados por la prestigiosa revista Ethnologue. Languages of the world. Sin embargo, los diplomas que certifican el conocimiento del español -idioma que estudian 14 millones de personas- no tiene el peso de los exámenes de Cambridge, el TOEFL o el Instituto Francés.Conscientes de esta carencia, las autoridades hispanas han impulsado el Sistema Internacional de Certificación del Español como Lengua Extranjera (SICELE), una red de instituciones de enseñanza superior de países de habla hispana y del Instituto Cervantes (www.sicele.com). La intención es que ésta se comprometa a la armonización, la transparencia y la coherencia en el reconocimiento mutuo de las certificaciones. «Hasta ahora a un estadounidense que había obtenido el diploma en España (DELE) no le servía de nada si quería estudiar en Argentina», cuenta Francisco Moreno, director académico del Cervantes y secretario ejecutivo del SICELE. Un marco con el que se pretende ganar en prestigio, calidad, globalidad, sinergias y proyección internacional.El origen del proyecto, que toma los estándares de calidad de la Unión Europea, se remonta a 2004, cuando las autoridades educativas apoyaron en el III Congreso de la Lengua de Rosario (Argentina) crear un sistema común, que no una única certificación. «Las necesidades no son las mismas. En México, por ejemplo, están enfocadas a los estudiantes estadounidenses», subraya Moreno. Su estrategia pasa por elaborar los exámenes, editar y verificar los materiales, formar a los examinadores y calificadores o analizar los resultados.Mientras que en España apenas el 14% de los cursos se imparten en facultades, en Hispanoamérica los porcentajes son los contrarios. «Los universitarios giran en Chile en torno al 80%», calcula Giovanni Parodi, director de Programas de Postgrado en Lingüística de la Universidad Católica de Valparaíso (Chile). «La enseñanza formal empezó hace 10 o 15 años. Unos 3.000 alumnos estudian en nuestras universidades cada año, un número que no para de crecer desde hace cinco años», prosigue Parodi. «Nuestra seguridad ciudadana influye mucho. La mayoría son estadounidenses que vienen por un semestre y viven con una familia chilena».«Cada vez hay más alumnos y se necesitan más examinadores cualificados con nivel internacional», remarca Moreno. Al DELE, el certificado de España, se presentan unas 50.000 personas al año y superan las pruebas un 80% bajo la atenta mirada de 500 examinadores. «Queremos que existan diplomas específicos para el sector sanitario, turístico y de negocios. Porque no necesita tener los mismos conocimientos alguien que trabaja en las emergencias de un hospital de Chicago que alguien que aprende por diversión».A pesar del terremoto, que obligó a suspender el V Congreso de la Lengua en Valparaíso, la reunión del SICELE se celebró y en ella se presentaron sus estatutos, que serán ratificados en la Asamblea de Rectores de Guadalajara (México) el próximo junio. Hay quien propone que el Cervantes se convierta en un organismo panhispánico, pero la idea no parece muy viable. O así lo aseguró en Valparaíso su directora, Carmen Caffarel: «Sería un proyecto que para nada lo descarto. Hay un inconveniente legal, porque el Instituto Cervantes es un organismo adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores español y es la representación de España en los puntos donde estamos».