Cómo se aplica la lingüística forense en los procesos judiciales
Para la resolución de casos criminales, los jueces aplican la ley, el Derecho y otras disciplinas complementarias que favorecen la determinación de la verdad y la impartición de justicia. La lingüística forense es una de esas útiles herramientas para los análisis de las pruebas escritas y orales dentro de los procesos judiciales. La valoración de testigos, declaraciones y testimonios puede ser posible por medio de la lingüística aplicada.
La lingüística aplicada en los procesos judiciales favorece a la pronta resolución de determinados casos civiles, comerciales o penales. Por medio del uso de las distintas técnicas de la lingüística forense o de la psicolingüística, los funcionarios judiciales pueden alcanzar conclusiones, veredictos y dictámenes que ayudan a determinar la veracidad de las declaraciones y testimonios que se presentan en los procesos judiciales, de allí la importancia de saber dónde estudiar lingüística forense o que los auxiliares de justicia cuenten con un máster de lingüística forense en España, México o el país donde ejerzan su profesión.
La definición de lingüística forense se refiere a la rama de la lingüística aplicada que se enfoca en la práctica de técnicas analíticas dirigidas a examinar el lenguaje de sospechosos o testigos dentro de una investigación civil o penal.
onocida también como estilística forense, la lingüística aplicada se puede implementar con dos fines generales; por un lado, permite analizar el lenguaje de las personas para poder determinar la relevancia o importancia de los testimonios, escritos o declaraciones de los investigados; y por otro lado, se puede aplicar para calificar y constituir un escrito o declaración como prueba de amenaza, soborno, coerción, entre otros.
En ese sentido, la lingüística aplicada se entiende como una disciplina capaz de revisar, clasificar y calificar el contenido de los mensajes orales o escritos; así como de identificar los posibles autores de documentos escritos y participantes en mensajes grabados.
Origen histórico de la lingüística forense
La noción de lingüística forense, como disciplina, se introdujo por primera vez en el año 1968 por el lingüista sueco Jan Svartvik, cuando realizó un estudio sobre las presuntas declaraciones realizadas por el acusado de homicidio Timothy Evans.
Svartvik examinó varios de los testimonios que supuestamente había proporcionado a la policía, el hombre acusado de haber matado a su esposa e hija. En Las declaraciones de Evans: Un caso para la lingüística forense, uno de los principales libros de lingüística forense, Svartivk encontró que existía una significante cantidad de diferencias e incongruencias gramaticales en las declaraciones y concluyó, por medio de su análisis descriptivo y estadístico, que los testimonios pudieron ser manipulados por la policía.
Aunque Evans fue declarado culpable y ejecutado en 1950, años mas tarde se descubrió que el crimen había sido cometido por el casero de Evans, John Cristie. De modo que el trabajo de Svartvik sirvió para generar la duda y abrir un nuevo camino a las herramientas para llevar adelante las investigaciones penales y criminales.
En 1993 se fundó la Asociación Internacional de Lingüística Forense que cuenta con su propia revista: The International Journal of Speech y celebra una conferencia bienal a nivel internacional que ya se ha llevado a cabo en países como Alemania, Malta, Australia, Estados Unidos, Holanda y otros.
Funciones de la lingüística forense
Entre las funciones de la lingüística forense se destacan el análisis y estudio del lenguaje oral y escrito en el marco de una investigación civil o penal. Por medio de las técnicas linguisticas, el profesional puede observar la ortografía, la selección de las palabras o la construcción de oraciones en los testimonios escritos; mientras que en las declaraciones orales, la lingüística aplicada permite examinar la pronunciación, el tono del discurso, el acento, el ritmo y el dialecto utilizado.
La lingüística forense no solo ayuda a encontrar o a determinar los culpables o responsables de hechos ilícitos o crímenes, sino que también puede ser aplicada para la protección de victimas e inocentes involucrados en la comisión de delitos. Por lo tanto, de las funciones de la lingüística aplicada se destacan las siguientes:
Identifica autoría de textos
Por medio de la lingüística aplicada se puede determinar la autoría de documentos escritos que se encuentren involucrados en casos de crímenes o delitos. De esta forma, los especialistas pueden comparar contenidos escritos, rasgos topográficos, técnicas de lenguaje para identificar o reconocer la autoría de cartas o elementos escritos en los casos de amenazas, terrorismo o extorsión.
Resuelve ambigüedades o contradicciones
En los casos de contratos, acuerdos comerciales u otros documentos escritos en los que se evidencie un uso ambiguo del lenguaje, los peritajes lingüísticos permiten aplicar la técnica de análisis para resolver contradicciones o aclarar puntos grises en la redacción del estatuto. También se puede, a través de la lingüística aplicada, clarificar y determinar quién habla o sobre qué tema habla en los casos de las transcripciones de mensajes grabados.
Otra de las funciones que tiene la lingüística forense es la posibilidad de identificar a la persona qué transmite el mensaje en los audios o archivos grabados. Es decir, con la lingüística aplicada se realiza un examen sobre la voz para poder determinar quién puede estar vinculado o no con la declaración o testimonio grabado en un caso judicial.
¿Dónde se aplica la lingüística forense?
Dentro de los procesos judiciales, la práctica de la lingüística aplicada cumple un rol determinante para la verificación de la autoría, veracidad o distinción de los distintos documentos escritos o declaraciones orales presentadas. Los ámbitos de aplicación de la lingüística forense distinguen los elementos discursivos en las investigaciones penales o civiles y permite conocer qué es lingüístico y cómo se aplica.
Lenguaje jurídico y legal
Uno de los ámbitos de aplicación de la lingüística forense es al referido al lenguaje jurídico y legal. En este campo, la disciplina se encarga de la interpretación de la legislación y los textos legales del ordenamiento jurídico de un Estado. Los especialistas en lingüística aplicada se encargan de analizar los discursos de los recursos jurídicos, el vocabulario y la gramática técnico-legal y los asuntos multilingües de los contextos legales. La lingüística forense comprende y descifra la complejidad de la gramática y escasa puntuación de los textos legales; así como la historia de los lenguajes jurídicos, sus géneros y la forma de creación de la ley.
Lenguaje del proceso legal
La argumentación legal comprendida tanto en los alegatos y dictámenes orales como en la redacción de las sentencias forman parte lenguaje dentro de los procesos judiciales y legales como ámbito de aplicación de la lingüística forense.
De esta forma, la lingüística aplicada participa en los procesos de codificación e interpretación del lenguaje utilizado en las salas de audiencia, en las entrevistas de testigos vulnerables, policiales y de investigación. También actúa como herramienta de análisis e interpretación en el lenguaje policial y el lenguaje carcelario; así como en los códigos lingüísticos aplicados ante el juez o el jurado.
Lenguaje como evidencia
Dentro de los procesos judiciales, la lingüística forense permite evaluar los distintos recursos lingüísticos que comprenden la evidencia en las investigaciones civiles o penales. De esta forma, la lingüística aplicada favorece la identificación y comparación de voces para la atribución de autorías, analiza los elementos de dialectología y sociolingüística; examina ejemplos lingüísticos como léxico-semántico, fonológico-fonético o pragmático-discursivo; para poder otorgarle valor probatorio a los archivos y documentos presentados dentro del proceso judicial.
Fonética forense
La lingüística aplicada se vale de la fonética forense para analizar la voz del hablante para determinar su identidad. En estos casos, no solo se examinan los sonidos acústicos de la voz, sino que se toman en consideración otros elementos fonéticos como la pronunciación, la cadencia, vocabulario o la gramática que permite identificar el origen del hablante. Los especialistas sostienen que las personas pueden ser individualizadas por su “huella vocal”, término que se usa como un paralelismo a la huella dactilar.
Pragmática
El peritaje judicial en lingüística forense se puede valer de la pragmática para realizar análisis a los discursos y declaraciones de los investigados. De esta forma, para la determinación de la veracidad de las palabras utilizadas en el speech, la lingüística aplicada observa y estudia las confesiones y testimonios por medio de la selección de las palabras, la construcción de las frases y el enfoque y sentido de la información.
Grafémica
Otro de las metodologías de la lingüística aplicada para la determinación de la veracidad en documentos escritos es la grafémica. Por medio de esta técnica, se puede analizar los textos escritos a mano para no solo alcanzar la atribución de la autoría y reconocimiento de firmas y caligrafía, sino también para la recuperación de elementos borrados o tachaduras en manuscritos con algún valor legal.
En conclusión, la lingüística aplicada favorece a la resolución de las investigaciones civiles y penales de los procesos judiciales. Por medio del uso de técnicas de interpretación de la ley y de los distintos recursos fonéticos, sintácticos y discursivos, la lingüística forense ayuda a la determinación de la veracidad, autoría y sentido de los testimonios, declaraciones orales y de algunos documentos escritos.