Chile: Premio Donoso a Diamela Eltit
La TerceraPoco después de volver a Chile, en 1981, José Donoso cruzó palabras en un evento público con una joven narradora, quien recién había publicado una novela llamada Lumpérica. El autor de El obsceno pájaro de la noche dejaría a un lado su chapa de escritor de peso internacional y, en vez de invitarla a participar en su taller, convidó a Diamela Eltit a su casa a conversar de libros. «Fue un honor y un privilegio haber tenido una amistad literaria con Donoso», recuerda la escritora, que ahora vuelve a encontrarse con el novelista: ayer ganó el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso.Entregado por la Universidad de Talca, dotado de 30 mil dólares y ya en manos de autores como Javier Marías, Ricardo Piglia y Antonio Lobo Antunes, se trata del primer galardón que reconoce la obra y trayectoria de Eltit (61). No sólo eso, se le entrega a menos de un mes de que se falle el Premio Nacional de Literatura, para el cual la autora suena entre las posibles ganadoras. Pero toda sobreinterpretación es desestimada por ella.«Yo creo que estamos bien de premios. Ya está bien», dice Eltit. «Con esto yo me siento... no le voy a decir sobrepasada, pero al borde. Yo tengo otros ritmos, de pequeños espacios. Ahora, por supuesto, el Premio es una muy buena noticia, muy estimulante».Icono de la narrativa rupturista y de resistencia contra la censura impuesta por el gobierno militar, Eltit recibió el premio «por la excelencia de su creación literaria, como por el compromiso ético de su obra», informó el jurado. «Su obra sobresale por el lirismo contenido, la versatilidad del lenguaje y los múltiples registros que afloran en su obra», sigue el acta.Según el coordinador del premio, Javier Pinedo, la escritora fue el nombre de consenso para un jurado que se enfrentó en intensas deliberaciones. También fueron considerados la uruguaya Cristina Peri Rossi y el chileno Germán Marín, entre otros.Política y vanguardiaAntes que la literatura, fue la plástica. En 1979, Eltit unió fuerzas con los artistas Lotty Rosenfeld y Juan Castillo, y el poeta Raúl Zurita, para formar el Colectivo de Acciones de Arte (Cada). Repartieron leche en poblaciones de Santiago, lanzaron 400 mil panfletos con la leyenda «Ay Sudamérica» y llamaron a rayar las paredes con el signo «No +», en el décimo aniversario del gobierno militar.Disuelto el grupo en 1983, Eltit lanzó su primera novela, Lumpérica. Obra experimental y exigente, el libro es un dispositivo lingüístico de resistencia política donde están cifrados sus tópicos clásicos: la marginalidad, lo femenino y el cuerpo como arena de lucha del poder. «Con Lumpérica alcanzó una dimensión internacional muy impresionante», dijo ayer el presidente del jurado del Premio Donoso, Ottmar Ette, de la Universidad de Potsdam, Alemania.Después de Lumpérica, Eltit ganó la beca Guggenheim para escribir la novela Por la patria, con la que terminó de abrir una brecha experimental en la narrativa chilena que parecía romper con toda tradición. No del todo: Eltit no sólo fue amiga de Donoso, también su heredera más radical. «La literatura es un campo geológico en que se citan muchos unos a otros. Entonces, tal como Donoso tiene una conexión aún no explorada con Marta Brunet, yo podría tener una conexión con Donoso», dice la autora.Con novelas como Vaca sagrada (1991), Los vigilantes (1994), Mano de obra (2002) y Jamás el fuego nunca (2005), Eltit ha formado una de las obras más personales en la literatura chilena. Política y radical, suele ser criticada por críptica. Ex agregada cultural en México a inicios de los 90, hoy pasa la mitad del año en EEUU, como académica de la Universidad de Nueva York. El Premio Donoso, dice, le soluciona un vacío profesional. «Nunca me sentí afectada emotivamente por no recibir premios. A veces me sentí un poco culpable curricularmente, como si me faltara un título», asegura.