El castellano, «un valor
económico de primera
magnitud»
José Pérez Guerra, InfoenpuntoVíctor García de la Concha, se hace cargo del Instituto Cervantes con el propósito de responsabilizarse de las relaciones institucionales del idioma español en el mudo, consciente de que, apunta, «la lengua es un valor intangible, pero cada vez está más claro que también es un valor económico de primera magnitud»... por eso debemos, agrega, «desarrollar una potente industria del español en el extranjero, porque la expansión de la lengua genera muchísima riqueza». El Instituto Cervantes se creó en 1990 con el propósito de proporcionar la enseñanza del español en el mundo. En aquel inicio escribimos que ‘hay que organizar un instituto efectivo para lograr que las acciones dispersas se aglutinen en una sola dirección, con una política bien definida; que el personal responsable se elija entre los más capacitados y no entre los que tengan carnet del partido gobernante; y que esté bien dotado para que los centros cuenten con las herramientas necesarias...». Han pasado veintidós años y el Instituto precisa afinar su actuación afirmando esa profesionalización e independencia política que apuntamos en su día para, fuera de consignas y exposiciones de compromisos, centrarse en su misión con los recursos necesarios. Porque en Estados Unidos, donde el español va alcanzando el rango necesario para lograr el bilingüismo, en un país donde en su protohistoria se alternaba el español con las lenguas autóctonas, ya hay conciencia de esa realidad que la emigración, desde otras ‘américas’, avivan.Pero el español que, tras el inglés, es el idioma internacional más hablado en un tiempo en el que la Sociedad de la Información carece de fronteras, es un importante activo que los políticos españoles no aprecian en su justa medida. E incluso en ciertas comunidades autonómicas se obstaculiza su uso buscando así una implantación de las llamadas lenguas propias por vía gubernativa, sin que se tenga en cuenta el mandato constitucional y la realidad cultural de un larguísimo trayecto histórico.Tampoco el Gobierno de España se preocupa del español; y esa desidia se advierte en la Comunidad Europea al dejar su papel relegado a un segundo nivel. Un dato: el ejército europeo se debe al entendimiento de Mitterrand y Helmut Kohl, y contó en origen con dos idiomas: alemán y francés. Se suma Bélgica y exigió el neerlandés, y cuando le toca el turno a España —gobernada por Felipe González— en vez de incorporar el español lleva a Bruselas el inglés. Y es que España, entre el complejo y la desidia, aparece como ‘peón de brega’ de lo anglo sin la menor contrapartida, valoración tan alta que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quiere ahora traer nativos para enseñar el inglés en Madrid. Será para que tengan mejor acento.