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El error de imponer una lengua

19/07/2009

La Opinión de MurciaUn paso más en la enseñanza del catalán en el ámbito de Cataluña supone un ataque a la libertad de las personas en lo más importante de sus vidas, la forma de relacionarse verbalmente. Existen otras consecuencias, como el ataque a la libertad y a la Constitución, art. 3.1, que se han desarrollado abundantemente estos días.Tengo una experiencia histórica que voy a relatar. El año 1982 tuve ocasión de formar parte de un grupo de economistas que desarrollamos un seminario de una semana en Hungría. El seminario fue promovido por el Gobierno húngaro y nos dio la ocasión de conocer la historia económica del país, que ya la llevábamos estudiada en parte, y la situación en aquellos momentos de una honda crisis y postración. Allí nos encontramos con una capital, Budapest, y otras ciudades con trazados de urbanismo y edificios de un tiempo pasado de gran riqueza y una situación presente de crisis sin salida. El siglo XIX discurrió con el dominio de una burguesía terrateniente que luego he conocido por la literatura de Sandor Marai, cuando debió de existir una gran desigualdad social que permitió aquella acumulación. En el año 1982, el modelo leninista- stalinista de aplicación del marxismo, estaba llevando a Hungría a la catástrofe. Durante la visita por el interior me sorprendió la gran llanura agraria de suelos riquísimos, lo que nosotros llamaríamos un inmensa huerta, recorrida por un río de verdad, el Danubio.Ahora bien, la parte importante de este pequeño relato era constatar porqué aquella riqueza se había precipitado: los análisis económicos mostraron lo que puede ocurrir con la planificación central en contra de la libertad de mercado. Pero algo más profundo se podía esperar de aquella situación. Al terminar el seminario tuvimos una reunión en la embajada de España con las personas que nos habían ayudado durante nuestra estancia. Estaban todos los niveles, desde ministros y viceministros a funcionarios. Pero yo tuve ocasión de hacer una pregunta al vicepresidente de la Academia de Ciencias, que me ha dado mucho que pensar. Le pregunté qué había pasado para aquel cambio tan radical en todo, aparte del régimen político. Me contestó: "Aquí el error fue haber impuesto el magyar como lengua obligatoria; esto nos ha apartado del mundo civilizado: sólo unas 5000 personas de ocho millones de húngaros nos relacionamos con el resto del mundo; los demás viven en una isla".Esto me llevó a pensar que la imposición de la lengua lleva dentro una enorme perversión. Esas 5000 personas de elite son las que tienen acceso a educación superior, universidades extranjeras y conocimientos de nivel, una nueva clase social. Lo mismo que ocurrirá en Cataluña y Euskadi: una elite educada en las formas modernas y, el resto, un pueblo aislado con poca relación con el exterior y conocimiento, con una deriva democrática en la que quedará la venta de votos para obtener el poder, la demagogia, el uso monopolizado de los medios de comunicación y el fútbol.Mal porvenir para sus democracias.