El hombre de las 93 000 palabras

Johann Wolfgang von Goethe nació en Fráncfort del Meno el 28 de agosto de 1749, una fecha a la que restó importancia festiva en la medida que envejecía y prefería pasar alejado de “reuniones sociales ruidosas”.

Pero el gran poeta y pensador alemán no pudo evitar que sus amigos y admiradores lo celebraran en vida. La institución cultural Klassik Stiftung Weimar afirma que, en la corte de Weimar, se hizo costumbre a partir de 1781 y en varias ciudades alemanas desde 1819.

Hasta hoy la tradición perdura con el concepto de “una gran fiesta pública” con eventos culturales que permiten participar y compartir tanto a niños como a adultos.

Poeta, dramaturgo, novelista, historiador, científico y político fueron las facetas que demostraron la variedad de intereses que motivaron a Goethe, referente del Romanticismo alemán y funcionario prominente en la corte de Weimar, epicentro cultural e intelectual en los siglos XVIII y XIX.

Las novelas Las penas del joven Werther y Las afinidades electivas, el drama en verso Fausto, el poema El rey de los elfos y la autobiografía Poesía y verdad son algunas de las publicaciones más conocidas. Pese al paso de los siglos, el poder lingüístico y la riqueza filosófica e intelectual de la obra de Goethe no han perdido fuerza.

Por iniciativa de las Academias de Ciencias de Berlín-Brandeburgo, Heidelberg y Göttingen, el legado del genio encontró reposo en el Diccionario Goethe, considerado “la Carta Magna del idioma alemán moderno”.

De la investigación de 3,2 millones de citas textuales se pudo precisar el significado de 93 000 palabras utilizadas por Goethe en poesía, narrativa, relatos de viajes, ensayos, tratados sobre estética y ciencias, diarios, cartas, documentos oficiales y registros de conversaciones.

Tras más de siete décadas de estudio, además de una versión digital, hasta ahora se han publicado siete volúmenes impresos que llegan hasta las series alfabéticas P, Q y R, y avanzan a la letra S.

“Gracias a la cantidad y variedad inusual de los textos consultados, funciona también como un diccionario histórico y específico de la época comprendida entre finales de la Ilustración y el período romántico”, indica la Academia de Ciencias de Berlín-Brandeburgo.

Un tesoro extraordinario

Aunque las huellas de Goethe van por ciudades como Fráncfort del Meno, Leipzig y Wetzlar, fue en Weimar donde trabajó intensamente y murió el 22 de marzo de 1832.

Allí se venera la amistad que unió a Goethe con el dramaturgo Friedrich Schiller: una estatua de ambos está ubicada frente al Teatro Nacional y el Archivo literario Goethe-Schiller posee un fondo de cinco millones de documentos.

Mientras tanto, el Museo Nacional Goethe, la casa que habitó el poeta durante casi cincuenta años en Weimar, conserva la biblioteca, el mobiliario original y colecciones de arte y científicas.

“Al final de su vida, Goethe había acumulado un tesoro extraordinario de más de 26 000 obras de arte y unos 23 000 especímenes de ciencias naturales”, precisa la Fundación Clásicos de Weimar, y aclara que coleccionaba objetos con una intención determinada y no “por capricho o por casualidad”.