El judeoespañol: una lengua que lucha por
sobrevivir
Santiago Romero, El Informador¿Qué se pierde cuando desaparece una lengua? Quizá una llave maestra que abre una visión de un universo, una identidad cultural. El judeo-español es una lengua que hablan unas 150 mil personas en el mundo en comunidades de Israel, Turquía y Grecia, y que hoy en día está en peligro de extinguirse."Lo único que tenía claro es que alguien que leyera este libro, al cerrarlo se diera cuenta qué es esta lengua secreta que uno pude ver como dentro de un cristal de murano o dentro de una máquina del tiempo. Hay muy pocas leguas en el mundo que tiene este privilegio de ver cómo era tu propia lengua 500 años atrás", expresó la escritora mexicana Myriam Moscona durante la charla que sostuvo con estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), respecto a su libro 'Tela de sevoya'.La dinámica, denominada "Aula abierta", es parte de las actividades que se realizan durante el onceavo Festival de Octubre Universitario, que se desarrolla del 23 de noviembre al 6 de diciembre, y que cuyo objetivo es propiciar un diálogo entre estudiantes y actores del ámbito artístico y cultural del país. La plática inició en punto de las 13:00 horas, en la cafetería de la biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla.El viaje comenzó hace seis años. La necesidad de la también periodista de ascendencia búlgara, sobre rescatar esta lengua surge por la intención de regresar a sus orígenes, lo que le hizo entender que se le había relegado "la antorcha" para que diera a conocer las historias de un sociedad que hoy en día es prácticamente inexistente.Sin embargo, la ruta que se establece entre el español y ese idioma es menos escandaloso que lo que pudiera representar con algún idioma sajón. "Resulta que en ladino (judeo-español) se dicen 'ande juites'; se dice 'haiga': se dice 'mesmo'. Cuando yo empecé a escuchar de niña que en las zonas rurales la gente sin instrucción formal decían así, yo pensaba que eran judíos también. Después supe que cuando mis abuelos llegaron a México y empezaron a oír ese español pensaron lo mismo que yo".Para Moscona el darse cuenta del acelerado ritmo que lleva la desaparición de su lengua materna, el judeo-español, resulta profundamente desconsolador, por lo que asegura sentir la responsabilidad moral de hacer algo, que hoy se ve materializada en su primer novela, a la que ha denominado una "autobiografía ficcionada"."Es muy poco lo que puedo hacer. Una lengua no va a vivir porque una tipa loca se pone a escribir un libro... ¡No! Una lengua vive porque está vivía en la infancia de muchos niños, que ya no es el caso del judeoespañol".