El salto del español al ciberespacio
El uso de extranjerismos, que responden al origen de las nuevas tecnologías, y de abreviaturas, siglas, símbolos y emoticones para reemplazar frases y palabras, ha transformado el español de antaño por el ciberespañol. Análisis a propósito de la celebración hoy en el mundo hispano del Día del Idioma.
Es innegable que los recientes avances tecnológicos llevan consigo nuevas maneras de nombrarlos. La difusión a gran escala de estas innovaciones ha generado el surgimiento de un conjunto de neologismos o “jerga informática” a la que los usuarios no se pueden rehusar, debido a la gran capacidad de dichas invenciones para adaptarse a sus intereses y necesidades comunicativas.
La vertiginosa expansión de la informática y la tecnología obliga a los especialistas a crear términos que describan y visibilicen los nuevos fenómenos de manera más concisa. Para garantizar su rápida divulgación y uso masivo las nuevas palabras se ajustan a la gramática de la lengua a la cual pertenecen sus inventores o al idioma más globalizado, lo cual explica por qué el inglés es la lengua predominante en internet.
Así, estos términos se empiezan a estandarizar y a usar tan cotidianamente que se pierde la conciencia lingüística de que se trata de un “préstamo lingüístico”, o “extranjerismo”, y por eso se han asumido como vocablos propios de nuestra lengua palabras como “whatsapp” (wasap, wasapear) o “twitter” (tuit, tuiter, tuitear).
En ese sentido, llama la atención que los hablantes prefieran el uso de los neologismos (p. e. twitter) aunque conozcan el significado y la palabra en su lengua materna (trino en este caso). El hecho de que muchas veces no se cuente con los términos apropiados en español que se refieran a estos “neologismos” hace imposible su traducción literal o cercana, razón por la que estos vocablos se han ido adaptando de manera rápida y natural a nuestro sistema lingüístico y hoy forman parte de nuestro acervo léxico.
El Diccionario de la Real Academia Española acoge en su 23ª edición diferentes términos relacionados con el ciberespacio tales como:
red
tableta
wifi
chat
hacker
Cabe resaltar que el número de los términos provenientes del mundo de la informática o del ciberespacio es muy superior al de los extranjerismos que se adaptan de otros campos como el científico. El creciente empleo de esa informatización en todo el mundo afecta a todas las lenguas y, por ende, al español, pese a ser el tercer idioma de comunicación en internet y el segundo más usado en Facebook y Twitter, según estudios del Instituto Cervantes.
El impacto de la tecnología en el lenguaje y en la comunicación es indiscutible. El mundo digitalizado de hoy demanda un “ciberlenguaje” o código compartido usado especialmente por los jóvenes y adolescentes, para poder actuar y ser parte de un grupo o una red social determinada.
Es evidente que internet transformó la manera de interrelacionarse y comunicarse con los demás. Estas nuevas dinámicas se caracterizan por su inmediatez y pluralidad en el contacto social, lo cual a simple vista facilita la integración y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales en el contexto social.
El principal inconveniente con esta escritura revolucionaria es que los jóvenes que han asimilado muy fácilmente esta nueva forma de escritura pretendan trasladarla a otros campos como el académico, con los mismos errores ortográficos, ausencia de puntuación, abreviaturas, neologismos, etc.
En cuanto a las nuevas maneras de comunicar, es apenas obvio que los signos empleados se hayan tenido que ajustar a las características propias de esta tecnología: poco tiempo y poco espacio. Basta con ver lo que ocurre en la mensajería instantánea como los mensajes de texto o SMS, el MSN de Microsoft, o los chats abiertos en internet y las redes sociales, en las que predominan las abreviaturas, siglas, los símbolos y los emoticonos.
Estamos asistiendo a la transformación de la conversación oral a la conversación audiovisual, mediada por una pantalla, en la que se privilegia un conjunto de fonemas, símbolos o íconos. Estamos inmersos en un fenómeno impensable para los lingüistas y estudiosos de la lengua: la escritura se está oralizando, es decir, al escribir estamos dialogando, hablando y en esa interacción escuchamos los sonidos de los fonemas (pq =por qué) o de los signos fonéticamente equivalentes (ad + = además) y vemos los sentimientos representados en emoticonos de alegría :) o de tristeza :(.
Lo cierto es que las nuevas tecnologías han vuelto la escritura un asunto de la cotidianidad, rápida, ligera y efectiva para el contexto de uso, adoptando los rasgos de la oralidad:
inmediatez
simplificación
informalidad
emocionalidad
tonalidades
Esta nueva “comunicación del milenio” y estos lenguajes abreviados sin duda han modificado la estructura y significado de las palabras. Es curioso ver, por ejemplo, la reiterada ausencia de vocales en estos nuevos signos:
tmb (también)
bn (bien)
nd (nada)
ak (acá)
Si bien no se trata de un fenómeno nuevo pues las abreviaturas han existido desde siempre en la escritura formal –Doctor (Dr.), Señora (Sra.) Señor (Sr.), etcétera (etc.)– sí se trata de un nuevo lenguaje con una ortografía propia. El lingüista español José Portolés afirma que “no hay una evolución en la lengua sino una ortografía distinta que, además, pretende ser no académica”.
Esta manera tan “económica” de escribir se ha venido adoptando desde hace varios años debido al constante uso de los mensajes de texto por telefonía móvil y ahora con el incremento acelerado de las redes sociales. El principal inconveniente con esta escritura revolucionaria es que los jóvenes que han asimilado muy fácilmente esta nueva forma de escritura pretendan trasladarla a otros campos como el académico, con los mismos errores ortográficos, ausencia de puntuación, abreviaturas, neologismos, etc. En otras palabras, existe una gran preocupación por el uso y abuso que los jóvenes hacen del lenguaje chat, dentro y fuera del aula, y especialmente cuando el contexto comunicativo exige una escritura más elaborada y crítica.
En otras palabras, existe una gran preocupación por el uso y abuso que los jóvenes hacen del lenguaje chat, dentro y fuera del aula, y especialmente cuando el contexto comunicativo exige una escritura más elaborada y crítica.
A los padres y docentes les preocupa aún más el hecho de que a estas nuevas generaciones pareciera no importarles tanto cómo se expresan sino el mensaje que transmiten. En el chat los jóvenes encuentran una comunicación alternativa equivalente a una conversación informal y cotidiana.