En 2007, casi 25.000 extranjeros llegaron a la Argentina a aprender español
Por Raquel San Martín, La NaciónEn la Argentina hay una industria que crece casi sin ayuda, con una materia prima accesible y un mercado de consumidores en aumento. La enseñanza de español para extranjeros es una actividad rentable y en expansión, que el año pasado atrajo a casi 25.000 personas a este país. Sin embargo, mientras se incrementa la cantidad de alumnos, la diversidad de cursos y el número de instituciones que los dictan, escasea la producción de material didáctico, no hay un registro exhaustivo de quienes dictan los cursos y las iniciativas de promoción siguen siendo casi siempre impulso de las propias instituciones. Según el informe anual que desde 2004 elabora la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería y la Asociación Argentina de Docentes de Español (AADE), en 2007 el número de estudiantes de nuestra lengua en el país creció un 50,9% con respecto al año anterior, con 24.878 alumnos registrados. Desde 2004, el crecimiento alcanza a casi el 138 por ciento. Al mismo tiempo, en el último año se produjo un incremento de los centros de enseñanza, que hace cuatro años eran 50 y hoy superan los 200 en todo el país. "Se extendió el mercado, pero también la oferta. Si se mantiene esta tendencia, podemos encontrarnos con una oferta saturada en el mediano plazo", advirtió Gabriela Rusell, presidenta de la AADE. Sin embargo, aclaró que "la proyección es que se consolide como mercado". Según los datos, las universidades e institutos terciarios absorben el 55% de los estudiantes de español. Conviven con ellos los institutos de enseñanza y fundaciones, y todo un sector de profesores particulares que ofrece sus servicios en hostels y hoteles. La diversidad de cursos sorprende: a los estudios convencionales se suman español de negocios; para niños y adolescentes, combinado con tango, literatura, arte y cultura del vino; español y deporte (clases alternadas con esquí, tenis, fútbol, polo o equitación); para el turismo; para brasileños; para chinos; para refugiados. Según el informe, en las cataratas del Iguazú, en el glaciar Perito Moreno, en los recorridos vitivinícolas de Mendoza o en la Patagonia se están instalando centros de enseñanza. El mayor aporte de estudiantes proviene de Europa, con el 40%. En segundo lugar, con el 36%, se ubica América del Norte. Por países, Estados Unidos es el mayor proveedor, con el 25% de los estudiantes cada año. Hay un crecimiento sostenido de alumnos de Brasil (el 16%), y los chinos y coreanos empiezan a hacerse notar. Para el 33% de los estudiantes de español, el motivo de llegada al país es el turismo, mientras que el 30% viene específicamente para aprender el idioma, el 15% lo hace en programas de intercambio y el 14% para estudiar una carrera universitaria. La mayor parte llega en los meses de marzo y agosto. Los jóvenes de 20 a 30 años forman el segmento mayoritario (55%), interesados en el estudio universitario, mientras el 25% tiene entre 30 y 40 años, y se acerca por motivos laborales o estudios de posgrado. Las cursadas cortas y de elevada carga horaria semanal son las preferidas. "También creció la oferta de capacitación docente, sobre todo en instituciones oficiales, en una muestra de que el sector se está profesionalizando", dijo Rusell. En efecto, en el país se dictan una maestría, cinco especializaciones, cuatro diplomas, dos carreras de grado, un postítulo y 42 cursos para formar profesores. Espontáneos y reclutados En el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Facultad de Agronomía de la UBA, en 2007 recibieron 1700 alumnos de español y en lo que va del año ya proyectan un crecimiento del 40%. "No nos sorprende porque hacemos acciones específicas de promoción fuera del país y eso se nota", comentó el director del CUI, Roberto Villarruel, en referencia a la participación del centro en las misiones multisectoriales al exterior que organiza la Cancillería y la Fundación Exportar. En 2008, estarán en Washington, Berlín y China. "Hasta 2007, el núcleo central de alumnos eran espontáneos. Ahora, el grueso viene de agentes reclutadores que contactamos afuera", dijo. Al mayor apoyo que en los últimos años se advierte por parte de Cancillería y del área de Turismo -en lo que coincidieron todos los entrevistados-, Villarruel sumó que "se ha puesto de moda venir a la Argentina en algunos países, como Francia o Inglaterra. Y España es un destino cada vez más caro para ir a estudiar". En tanto, el déficit que todos señalan es la escasez de material didáctico producido y editado en el país. "Hay una oferta grande y variada de cursos, pero no hay materiales educativos hechos en el país para temáticas específicas. Falta que las editoriales se animen a incursionar en el mercado y terminen de darse cuenta de que tiene un potencial interesante", dijo Rusell. El 62% de los centros de enseñanza se maneja con fichas de material propio, que no están a la venta para el público. "Por la demanda que tenemos de otras instituciones de que proveamos material, que es insistente y sostenida, evidentemente es un problema", dijo Laura Roseti, directora del Laboratorio de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cuya Secretaría de Publicaciones tiene en marcha un proyecto de publicación de textos que se iniciaría en agosto con los primeros títulos. En sus cursos de español recibieron 500 extranjeros en el verano de 2007 y para este primer cuatrimestre ya alcanzaron los 1000 inscriptos. Villarruel señaló otro déficit. "La nueva ley de migraciones flexibilizó los trámites, pero no es suficiente". Según contó, un estudiante que viene al país a hacer un curso no formal (idiomas incluidos) tiene una visa transitoria por un año con opción de extensión a dos. Quien hace una carrera formal recibe visa de dos años, extensible a lo que dure la carrera. Pasar de una categoría a otra no es automático, sino que demanda un trámite que muchos desisten de hacer, aun con la admisión en la universidad acordada.