"En latín había más de cincuenta palabras para decir puta"
Virgilio Ortega es, además de filósofo, un entusiasta de las palabras. Les ha dedicado parte de su vida, como director editorial durante más de cuarenta años de varios sellos. «Soy sólo un aficionado a muchas cosas: a la cultura y las lenguas de Grecia y Roma, a la apasionante civilización del Antiguo Egipto y a los orígenes de la escritura», dice. Pero es mucho más. Un políglota que conoce muy bien la cultura grecolatina. Si en 'Palabralogía' reconstruía cientos de voces de la lengua española, en 'Palabrotalogía' se centra en las palabras malsonantes. Es un original y divertido tratado, o mejor un diccionario etimológico novelado y documentado en la Pompeya del año 79.
Dice la RAE que una palabrota es un dicho ofensivo, indecente o grosero. ¿Está de acuerdo?
No. Depende del uso que se le dé. Ofensiva será si el oyente se ofende. Puedo llamar 'cabrón' a un tío majo al que aprecio. Las malsonantes tan solo son palabras. Como un martillo es un martilo. Es bueno si se usa para clavar y malo si se usa para golpear a alguien.
¿Y por qué siendo palabras se les ha hecho tan poco caso?
Por pura pudibundez, porque los lingüistas me lo han dejado para mí. Hay palabras latinas que sé que existían porque las he encontrado en Virgilio, en Catulo. y las busco en mi diccionario de latín de tres tomos y no están. Hemos que pensar también cómo era la sociedad española. Había muchos analfabetos, y en la Edad Media los únicos que sabían escribir eran los frailes, que anulaban justo esas palabras.
¿Cuándo cae en desgracia una palabra?
Siguen caminos muy raros. Azafata era una palabra prácticamente desaparecida. Viene del árabe as-safat que significa 'la bandeja', y pasó de designar el objeto a la camarera de la reina que lo portaba. Y así durante todo el Siglo de Oro, hasta que cayó en desuso. Pero al inventarse los aviones, algún genio español recordó aquella palabra y propuso usarla para referirse a la mujer que va a tratar a los pasajeros como si fueran reyes.
Hay otras tan vivas que llenarían páginas con sus sinónimos, como los milenarios 'cojones' ¿De qué depende?
Del uso y, sobre todo, del desgaste que sufran; las palabras, se entiende. Las 'malsonantes' son las que tienen más sinónimos justo por ese desgaste. En este caso, y según Pérez-Reverte, «será difícil encontrar una palabra, en castellano o en otros idiomas, con mayor número de acepciones».
¿Eran tan soeces los pompeyanos antes de la erupción del Vesubio como sus grafitos?
Parece, por los grafitos que nos han llegado, más de diez mil, y que nadie se ha puesto a estudiar. Muchas de nuestras palabras nos vienen de allí, del latín. Ya escribían cosas como «aquí me follé a muchas tías» o «aquí cagué bien». Los hay mejor hechos, pintados y bien escritos porque hubo elecciones meses antes de la famosa erupción y esos se pagaban. Pero son mejores los otros, los que están simplemente esgrafiados en la pared.
En su ensayo hay un cicerone que desvela el secreto de 'los dientes más blancos'. ¿Lo comparte ?
Por supuesto, lo explica Catulo :«En Celtiberia, con lo que cada uno ha meado, por la mañana suelen frotarse los dientes; así que, cuanto más blancos estén, más orines proclamarán que han bebido». Por cierto, si la orina era de gladiador, aún mejor.
¿Por qué el falo estaba tan presente y representado en la sociedad pompeyana?
A veces tenía un valor apotropaico, protector contra el mal de ojo. Un amuleto contra la mala suerte y en busca de la buena fortuna. Los más ricos de Pompeya tenían en el vestíbulo de sus casas la famosa pintura de Príapo pesando su enorme pene sesquipedal (de pie y medio de largo) en un platillo de una balanza contra otro platillo lleno de oro. ¿Qué querían transmitir? Pues que servía para ahuyentar a los envidiosos de sus fortunas. Pero lo que está diciendo es que todo eso vale tanto como todo el oro del mundo. También con el falo tienen que ver las pinturas más bellas de Pompeya, las de la Villa de los Misterios, donde vemos el desvelamiento del falo (símbolo de la fecundidad) a una recién casada.
Con tanto falo extraña que hubiera tantos lupanares. ¿De ahí que haya tantos sinónimos para 'puta'?
¡Más de 50 menciono! Este pequeño diccionario es, creo, uno de los hallazgos del libro. Desde la meretriz, una de las más usadas y que significa 'la que se lo merece', la que ha trabajado y por eso cobra, a la peregrina'si era extranjera. Otras aluden a la forma de reclutar clientes, al precio o a la especialidad de cada una. Así la culiola ofrecía coito anal, la circulatrix hacía la calle y la quadranturia era muy barata.
También está la 'mujer pública'. ¿Es tan machista el lenguaje?
Sí. La misma palabra aplicada a mujeres en lugar de hombres es negativa. Por cierto, olvidad la palabra vagina, que viene del latín y significa 'vaina', 'estuche'. Es solo la 'funda del pene'. Durante siglos se impidió a la mujer aprender a leer y a escribir y el hombre se adueñó del lenguaje. Y eso que la sacerdotisa acadia Enheduanna fue el primer escritor conocido, en torno al 2500 A.C.