Escogiendo cursos de lengua en el exterior
20minutos.esUna estancia lingüística en el extranjero es una de las mejores vías para perfeccionar los conocimientos de un idioma. La exposición continua a la lengua y el ritmo de clases diarias son un impulso para mejorar las habilidades idiomáticas del estudiante. Pero que la experiencia tenga éxito y se obtengan los resultados deseados depende de una buena elección.Aunque para este segmento de la población, entre 10 y 17 años, se diseña una oferta específica de programas de idiomas en el extranjero adaptada a sus necesidades, las opciones son muy variadas. El país de destino, la organización, el alojamiento, la duración o las horas de clase son algunos de los factores que deben meditar las familias con detenimiento y con criterio para que su elección sea acertada. Como apuntan desde la agencia especializada en estos cursos Interway, para que la estancia sea un éxito, al elegir el programa hay que tener en cuenta «la edad, el nivel de inglés, la personalidad y la experiencia previa del estudiante».La agenciaEl primer paso que deben dar las familias es buscar una organización o agencia que imparta programas de calidad. Juan Manuel Elizalde, presidente de ASEPROCE, señala que lo más importante «es contratar el curso con una organización que dé garantías, que tenga capacidad de respuesta y experiencia».¿Dónde buscar está garantía? Además de los diferentes sellos y distintivos de calidad con que cuentan algunas asociaciones y organizaciones de centros de idiomas, una de las opciones es valorar la experiencia previa de otros padres con estos cursos. Su opinión es un referente importante en el momento de determinar si el programa de una agencia responde a las expectativas y si los servicios que presta son los adecuados a las necesidades del alumno. Si se desconoce a otras familias a quienes preguntar, una alternativa es solicitar a la agencia el contacto de otros usuarios que hayan utilizado sus servicios para contrastar opiniones.Tanto desde ASEPROCE como desde la Embajada de Estados Unidos recomiendan que las familias comprueben que son empresas legalmente establecidas y se informen de su estatus jurídico en España, los nombres de las personas responsables, los años de experiencia en el sector, el número de alumnos que acogen cada año y si cuentan con asociados u otras entidades vinculadas en los países de destino de los cursos.La edad del estudianteAunque algunas agencias imparten programas para niños a partir de 8 años, los especialistas del sector recomiendan para esta edad los campamentos y cursos de idiomas que no impliquen salir al extranjero. Juan Manuel Elizalde apunta que «una buena edad para empezar a salir al extranjero oscila entre los diez y los once años», aunque «siempre que se tengan conocimientos previos de la lengua», matiza.En función de la edad y la experiencia previa, las agencias recomiendan distintos programas. En el caso de los más jóvenes e inexpertos, que nunca han salido fuera del país solos, se recomiendan programas de idiomas de menor duración (entre tres y cuatro semanas), con alojamiento en residencia, ya que tienen la ventaja de contar con una atención y supervisión más intensa que en las familias de acogida. La mayoría de las agencias ofrecen servicios de asesoramiento para ayudar a los padres a elegir el programa adecuado al rango de edad del alumno.La escuela y las clasesEn general, las clases de idiomas en el extranjero se imparten en escuelas o centros asociados a la agencia organizadora. Antes de contratar, es preciso que las familias conozcan los detalles de la escuela y verifiquen que está acreditada por organismos oficiales del país donde se ubica. Es fundamental conocer con antelación la ubicación del centro, comprobar las distancias entre éste y el alojamiento del alumno, tener claras las opciones de transporte entre ambos lugares y si el coste de estos traslados está incluido o no en el precio del programa.Por otra parte, hay que valorar las distintas opciones lectivas que tiene el estudiante. Entre otros aspectos, es necesario prestar atención al número de clases (más o menos intensivo según los objetivos de aprendizaje que se persiguen), la duración de las mismas (en general, son inferiores a una hora), el número de alumnos por clase y su nacionalidad o la profesionalidad y experiencia del profesorado para impartir clases a alumnos jóvenes. Elizalde apunta que para los más jóvenes es suficiente con un programa de tres o cuatro semanas, con 15 horas de clase semanales, «el equivalente a las horas dedicadas al aprendizaje de idiomas en un curso académico normal».