Escritores catalanes en castellano se rebelan contra la Generalitat
Acusan al Gobierno autónomo de «sectarismo y partidismo»
A falta de cuatro meses para que se celebre la Feria del Libro de Fráncfort, que tendrá a la cultura catalana como invitada de honor, aún no se sabe a ciencia cierta qué escritores de esta comunidad que escriben en castellano serán invitados al evento. La decisión le corresponde al Instituto Ramon Llull (IRL), que dirige Josep Bargalló, un político de ERC que desempeñó dos cargos de consejero con Pasqual Maragall y que ha sido acusado de «sectarismo» y de utilizar la lengua y la cultura en función de intereses estrictamente políticos. Así lo creen plumas tan prestigiosas como Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas, Juan Marsé, Javier Cercas, Ana María Matute o Carlos Ruiz-Zafón. La historia viene de lejos. Durante la larga etapa en la que gobernó CiU surgían bastante a menudo polémicas de esta naturaleza. Para los nacionalistas y algunos sectores de izquierda afines, escritores catalanes son los que escriben en catalán. No lo serían, por lo tanto, Vázquez Montalbán, Francisco González Ledesma o Félix de Azúa. Las cosas no han cambiado demasiado con el tripartito. Al dictado Pero esta vez es que «el asunto ha ido demasiado lejos, porque muchos escritores catalanes estamos hartos de que nos dicten nuestra conducta social, nuestras ideas políticas y la lengua que tenemos que utilizar para escribir», explica un autor barcelonés de novela negra que prefiere ocultar su identidad. El Gobierno catalán ha adoptado en esta polémica una postura ambigua. Por una parte, el vicepresidente, Josep Lluís Carod-Rovira, asegura que en Fráncfort no se puede prescindir de los autores catalanes que escriben en castellano. El consejero de Cultura y Medios de Comunicación, Joan Manuel Tresseras, como Carod-Rovira de ERC, apunta en la misma dirección. Pero de puertas para adentro es distinto. «Es escritor catalán quien escribe en catalán y punto». Así lo piensan la mayoría de los dirigentes y militantes de ERC, pero también de CiU, y hasta algunos del PSC. El miércoles se hará pública la lista de autores que irán a Fráncfort. Mientras, Bargalló acepta que «algunos de los más importantes escritores en lengua castellana son ciudadanos de Cataluña», pero establece un nítida diferencia entre la cultura, que «supera las barreras idiomáticas», y literatura, «que tiene que ver con la lengua». Es la postura que defienden Quim Monzó e Isabel Clara-Simó. Otros, como Sergi Pàmies, que escribe en catalán, han rechazado la invitación del IRL. Pàmies no ha querido explicar las causas de su rechazo porque, según dijo en tono irónico a un rotativo barcelonés, «lo que pienso es ilegal». El barcelonés Francisco González Ledesma, que en el franquismo sufrió censura y humillaciones, advierte que «no tengo malditas ganas de ir a Fráncfort» y piensa que lo mejor que le puede pasar a Josep Bargalló es que «se meta la lengua donde le quepa». Y Francisco Casavella afirma: «Esto parece un tema de debate para gente jubilada».