Escritores se decepcionan ante un texto escrito por GPT “con su estilo”
Textos artificiales es una serie de notas en las que utilizando la IA probamos los límites de la imitación de la creación artística al mostrarle a los artistas —escritores, guionistas, músicos— lo generado por el ChatGPT. Así veremos diferentes puntos de vista al respecto y las opiniones de los verdaderos creadores sobre esta tecnología.
Lo que se hace es lo siguiente: se le pide a la inteligencia artificial ChatGPT que escriba dos textos. En ambos, se especifica que deben cumplir con tener el estilo de dos escritores uruguayos. La inteligencia dice que lo hará, pero acepta que tiene sus limitaciones.
Luego, se le presenta los textos a cada escritor. Ambos lo leen. Ambos conversan.
Lo que comentaron al respecto Mercedes Rosende (autora de libros como Demasiados blues, La muerte tendrá tus ojos, Mujer equivocada) y Daniel Mella (que escribió títulos como El hermano mayor, Visiones para Emma y Pogo), ella desde España y él desde Uruguay, a distintos tiempos y en distintos días, es casi lo mismo.
Parece coreografiado, pero no lo es. Se les pregunta cuál fue su reacción al leer el texto y responden “decepción”.
Eso: el texto escrito por la inteligencia artificial generó, en ambos, decepción.
“Pensé que me iba a liberar de ser yo, si una máquina o alguien me puede replicar tan perfectamente ya no tendría por qué escribir, me puedo dedicar a otras cosas, pero se ve que no”, dice Mella.
Rosende pensó que, con el caudal de información que tiene una inteligencia artificial como ChatGPT, el resultado sería otro. “Trae información aleatoria y escupe estereotipos poco digeridos”, comenta al respecto del texto que la IA hizo con su estilo y con el estilo de otros autores reconocidos mundialmente como Borges.
Aunque esto es “por ahora, porque estoy segura de que va a ir mejorando”. Es que la literatura, en parte, se compone de técnicas que se pueden descomponer y analizar en patrones.
Pero hay algo más, un componente humano, que hace del estilo del escritor el suyo y no el de otro.
“Probablemente haya una serie de patrones que los pueda copiar, pero también hay algo que tiene que ver con la intuición del escritor […] eso tiene muchísimo que ver con la sensibilidad y es absolutamente inexplicable”, comenta Rosende.
Para definir algo tan complejo como el estilo literario, Mella pasa por conceptos como “personalidad” o “marca inconfundible”. Y aclara que, incluso, el estilo podría ser lo que traiciona al escritor, eso que aparece por más que se quiera esconder con otra voz.
Ejemplifica con el caso de Shakespeare, un escritor que ha confundido a los lectores haciéndolos pensar que la obra podría haber sido escrita por más de una persona. Sin embargo, su estilo lo traiciona.
Shakespeare, si es leído con cuidado, es inconfundiblemente Shakespeare.
Quizá, por eso, ni Mella ni Rosende se reconocieron en el texto. Nada de lo que escribió ChatGPT es similar a la traición de sus propias voces.
La paradoja es que, a pesar de eso, ninguno de los dos sabe definir su propio estilo. Sí saben lo que otros dicen de ello, o lo que les han dicho de su forma de escribir. Pero lo que tienen claro, en realidad, es su intención.
En el caso de Rosende es una búsqueda del lenguaje coloquial, sencillo y que contenga varias capas de lectura, como el humor cómplice con el lector. Mella, en tanto, dice: “Yo intento que mi escritura sea hechizante, esa es mi primera intención, lo que más me importa”.
A dos escritores de ficción, el estado actual de la inteligencia artificial no les revela (todavía) nada sobre la creatividad humana.
“Prestaría especial cuidado a repensar algunos niveles en los que puede sustituir a la persona, pero no me parece que estos resultados, el mío o el de Borges, y otros más que he leído, nos puedan alarmar como para decir `vamos a sacar a todos los dramaturgos y la inteligencia artificial va a hacer las obras de teatro desde la semana que viene´”, dice Rosende.
Mella aclara que las inteligencias podrán hacer todas las actividades que son mecánicas (desde ensamblar un auto hasta hacer pan) porque esas “no precisan del alma, no precisan de la intuición, no precisan de la experiencia humana, del dolor y del placer, de los sentimientos”.
Existe la postura de pensar que la mente humana computa y procesa datos, un pensamiento muy de los tiempos actuales. “Me parece un punto de vista muy limitado. Lo entiendo porque, de lo observable, es lo que se puede observar, pero no me parece que una máquina vaya a poder realmente escribir un poema como un gran poeta”, dice Mella.
Texto escrito por ChatGPT con el estilo de Daniel Mella:
Era un día lluvioso en Montevideo, el cielo estaba cubierto de nubes grises y el viento soplaba con fuerza. En un pequeño departamento en el barrio de Palermo vivía un hombre llamado Juan. Juan era un hombre solitario, no tenía amigos ni familia, y pasaba sus días trabajando en su pequeño negocio de reparación de electrodomésticos.
Un día, mientras caminaba por la calle, Juan vio a una mujer que estaba parada bajo la lluvia, completamente empapada y temblando de frío. Sin pensarlo dos veces, Juan se acercó a ella y le ofreció su paraguas. La mujer, agradecida, le dio las gracias y le preguntó si podía acompañarla a su casa, ya que vivía cerca y no quería volver sola bajo la lluvia.
Juan aceptó y juntos caminaron hacia la casa de la mujer. Durante el camino, Juan y la mujer hablaron y se conocieron mejor. Se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y rápidamente se hicieron amigos.
A partir de ese día, Juan y la mujer se encontraban regularmente y pasaban tiempo juntos. Juan finalmente había encontrado a alguien con quien compartir su vida y su soledad había desaparecido.
La lluvia había sido la responsable de unir a estas dos personas solitarias y cambió sus vidas para siempre.
De hecho, también habla de un caso cercano para él, lo educativo. Si se tratara de una clase donde el objetivo es transmitir información, eso es algo que puede hacer una inteligencia artificial con éxito, pero un maestro “está transmitiendo toda una serie de cosas que van mucho más allá de la palabra, que van mucho más allá de los datos”.
Rosende también se dirige hacia la educación (otra situación que parece coreografiada), y reconoce que la inteligencia artificial puede llegar a ser un cambio muy importante para las actividades que requieran organizar información. “Lo que sí no creo es que, por el momento, pueda sustituir el arte”, agrega.
Eso sucede porque la diferencia en calidad es enorme. “Pero me parece que tiene que ver con el receptor, puede haber un receptor que no necesite más que eso y, en ese caso, está perfecto”, acota Rosende.
Y si escritor es el que escribe, por qué una inteligencia artificial no tendría un lugar entre los escritores. La escritora uruguaya aclara que “la inteligencia artificial no está escribiendo con sus formas, está tratando de sacar un patrón para escribir como escribimos nosotros”.
En 1993, Larry McCaffery hizo una entrevista con David Foster Wallace para la Review of Contemporary Fiction. Ahí fue donde dijo esa conocida oración que circula: “La ficción trata sobre lo que es ser un maldito ser humano”.
La diferencia es que, por más humana que suene, una computadora no podrá escribir sobre la experiencia humana. Escribe, entonces, pero no es escritora.
Lo mismo sucede con el receptor. “Vos como lector estás acercándote a un texto no solo con tu capacidad de raciocinio, sino con tu experiencia de vida (…) de ahí vienen tus reacciones a la musica, a los libros, al arte”, dice Mella.
“No tiene inconsciente, no tiene alma”, agrega, y comenta que le cuesta usar esta última palabra.
“Es una época en que el alma no está bien considerada, es parte de la condena de nuestros tiempos, nos olvidamos de eso, de que existe esta otra dimensión mucho más allá de lo mecanístico”, comenta Mella.
Y agrega: “No me parece una banda tan sublime y tan noble que haya que pagar un precio demasiado alto por pasar a ser escritor”. Porque sí, si se considera a un escritor a alguien que escribe textos, que empiezan y terminan, y tienen sentido, ChatGPT podría serlo.
No es humano, pero escribe como uno. No tiene errores gramaticales. Hace estructuras narrativas. Cuenta historias. Crea tramas. Y, sin embargo…
Texto escrito por ChatGPT con el estilo de Mercedes Rosende:
Había una vez una mujer llamada Lucía, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Lucía era conocida por ser una mujer fuerte y valiente, que luchaba incansablemente por sus sueños.
Un día, Lucía decidió que quería escalar la montaña más alta del pueblo, y nadie creía que lo lograría. Pero Lucía no se rindió, y comenzó su ascenso hacia la cumbre. La subida fue difícil y peligrosa, pero Lucía siguió adelante, sin dejarse intimidar por los obstáculos.
Finalmente, Lucía llegó a la cima de la montaña, y se detuvo a admirar la vista. Era un día claro, y desde allí podía ver todo el pueblo y las montañas circundantes. Lucía se sintió orgullosa de sí misma, y supo que había alcanzado algo que muchos consideraban imposible.
Desde ese día en adelante, Lucía se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo, y su historia se contó de generación en generación como un recordatorio de que nada es imposible si se tiene suficiente valentía y determinación.