Gabriela Adamo: La traducción es un trabajo vinculado a lo lúdico de jugar con las palabras
Traductora Gabriela Adamo
"Natalia Ginzburg, audazmente tímida" es un trabajo de Maja Pflug (Alemania, 1946) que tradujo al alemán la mayor parte de la obra de la italiana y de otros autores de esa lengua como Cesare Pavese, Elsa Morante o Susanna Tamaro, y en este caso se abocó a una tarea artesanal conjugando materiales de archivo, extractos de intercambios epistolares y discursos parlamentarios para dar fuerza a una biografía exhaustiva y multidimensional de la escritora, editora, traductora y dramaturga.
"El escritor, cuando escribe, se comporta como un soberano; pero en cambio ahora siente que debe comportarse como un sirviente. Traducir es servir. Y sin embargo, uno mantiene cierta soberanía secreta: esa soberanía que se destina a los sirvientes de los soberanos cuando viven en una estrecha intimidad con ellos, respirando su admirada grandeza, espiando en las arrugas de su frente deseos e intenciones", dijo Ginzburg y tradujo Pflug.
Gabriela Adamo es la responsable de que este libro pueda leerse en castellano, ya que aceptó el desafío de volver a la tarea de traducción ante la propuesta de la editorial Siglo XXI después de haberse alejado de ese oficio para dedicarse, entre otras cosas, a dirigir el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires y la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires.
"Fue un trabajo hermosísimo que agradezco mucho a la gente de Siglo XXI. Había dejado de traducir varios años porque estuve con mucho trabajo de otro tipo, en la Feria y en Filba, así que muy feliz de volver a este trabajo más concentrado, más ligado directamente al texto, a esta cosa lúdica de jugar con las palabras y de tratar de encontrar la mejor forma de decir las cosas y la forma más ajustada a la intención de la original", describe en una charla con esta agencia.
Para Adamo se trató de "una traducción relativamente fácil porque Maja Pflug, la autora, escribe con un alemán muy claro, muy sencillo, no era un libro que tuviera demasiadas trampas de esas que al traductor lo vuelven loco, que siempre las hay".
La ex jefa de prensa y editora en Sudamericana y Paidós manifestó su admiración por Pflug porque "se animó a hacer esta traducción (es muy difícil dar este salto de traducir a escribir), a soltarse. Alguien habló de la traducción como una escritura en cadenas porque escribe pero está como acotado, limitado y cuidado por esas cadenas. Y soltar esas cadenas y escribir por su propia cuenta sobre la vida de alguien que tradujiste tanto es todo un gran paso y Maja lo resuelve muy muy bien".
"Una particularidad que tiene este libro es que por haber traducido tanto su obra y conocerla tan bien, está armado con muchísimos testimonios y con textos directos de Natalia y Maja los va hilvanando y cosiendo con información propia", subraya y aclara que "por decisión conjunta de la editorial" retradujeron todo y "eso también fue un gran placer" porque no solo le tocó traducir a Maja sino también a Natalia.
Otro de los oficios que Adamo comparte con Ginzburg es el de la edición y asegura que "está esta idea del editor como alguien que pasa desapercibido", una característica que a ella le encanta porque implica pensar en "alguien que está tras bambalinas, en un segundo plano ayudando a que los buenos textos lleguen al lector".
"Siempre me gusta la imagen de la partera, es la persona que ayuda a que un autor pueda alumbrar un libro y hacerlo llegar al público y en Natalia esto se ve clarísimo, este es el lugar que tenía y donde ella estaba cómoda también, no buscaba protagonismo en ningún momento y eso es como el quid de la cuestión de la edición", destaca.