Inmersión lingüística
en la cerveza del bar
PúblicoUna hora de conversación en inglés puede costar 15 euros o dos cervezas. Depende del poder adquisitivo del alumno. Decenas de bares en las principales ciudades españolas ofertan actividades diarias a sus clientes relacionadas con el aprendizaje de idiomas. En el bar Bacchus en Madrid (Donoso Cortés, 58) hay clases de inglés gratis los sábados, Trivial los miércoles y los jueves, intercambio.«Lo mejor de este bar es que no es un intercambio para ligar, sino que realmente la gente viene a aprender inglés», comenta Jennifer Howard. Esta estadounidense lleva cinco años en España y no habla una palabra de español. Howard comparte barra con Caroline y Andy. Los tres son profesores particulares de inglés y están a la espera de intercambiar unas pintas de cerveza con algún español. En el Bacchus no es muy difícil cruzarse con algún nativo. El bar cuenta también con un amplio servicio de librería en inglés y el camarero, Ric, apenas maneja tres frases en correcto castellano: «Prefieres en inglés», «te pongo dos cervezas» o «la cocina cierra a las once».En el bar, situado en un barrio residencial, entran dos jóvenes dubitativos. Rafael Borrell y Alberto Delso son dos veinteañeros universitarios que reconocen que necesitan mejorar el inglés para afrontar con garantías su inminente futuro profesional como recién licenciados. En sus respectivas facultades, de Arquitectura y Empresariales, nada ni nadie les ha obligado a mejorar esa competencia.«A mí me hicieron un examen que ni siquiera era oral». lamenta Alberto, soriano de 23 años. A diferencia de su amigo Rafael, cordobés de la misma edad, no ha tenido la oportunidad de comprobar su nivel de conversación en inglés en un verano de intercambio. «Al final es como todo, si te lo has podido pagar, tienes más nivel, pero con lo que aprendes en el colegio no vale para hacer una simple entrevista de trabajo», señala.La anfitriona del BacchusUna caña después, los dos jóvenes son acogidos por Erica Lillquist, estadounidense de 25 años, que ejerce de profesora anfitriona en el Bacchus. «Me encargo de unir a los grupos para que tengan conversaciones. Lo más importante es que se acostumbren a la pronunciación. La fonética de los españoles es muy mala», diagnostica.Erica lleva más de un año en España y antes dio clases de inglés en Alemania. No duda dónde hay mejor nivel: «Los alemanes tienen mucho más nivel. Pero es lógico, allí, por ejemplo, ven la tele en inglés», detalla Erica.«Lo más duro es pensar que después de tantos años estudiando idiomas en el colegio no tienes ni idea de hablar», lamenta Rafael. Tres cañas después, la conversación fluye con más naturalidad y el vocabulario adquirido va aflorando.Uno de los profesores particulares que deambula pinta en mano por el bar identifica otro problema del nivel de inglés de los españoles: «Saben más gramática que yo, pero luego no saben mantener una conversación. Supongo que es un problema del sistema educativo», matiza el inglés Andy Wilson, una década ganándose la vida en España dando clases.