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Irene Lozano:"Lenguas no debieran servir reivindicación política"

27/10/2005

Madrid, 27 oct (EFE).- La escritora Irene Lozano, ganadora del Premio Espasa de Ensayo 2005 con su libro "Lenguas en guerra", dijo hoy que las lenguas "no deberían servir como ariete de reivindicaciones políticas", porque "no atestiguan la existencia de nacionalidades" ni sirven "para forjar naciones"."La exaltación de las lenguas particulares en las autonomías (españolas) que la tienen está menoscabando la lengua común, el español, cuyo uso y necesidad se ha tratado de eclipsar tras el insidioso concepto de 'lengua propia'", señaló en la presentación de su libro esta escritora y periodista nacida en Madrid hace 34 años.Según dijo, en España "tenemos dislocado el papel de las lenguas" que "no conocen fronteras", "son consustanciales con el ser humano y forman parte de nuestra esencia".Su libro, premiado en septiembre último por un jurado compuesto por Fernando Savater, Amando de Miguel, Jon Juaristi y Vicente Verdú, y presentado hoy por Arcadi Espada y Jorge Martínez Reverte, quiere poner de relieve "que el propósito fundamental de las lenguas es servir al conocimiento y la comunicación humana", señaló la propia autora."Para quienes disfrutan hablando su lengua materna y aprecian el alto valor del español como lengua de intercambio, resulta demoledor ver cómo las lenguas se instrumentalizan por intereses políticos circunstanciales", dijo Lozano, según la cual el que se hablen entre 5.000 o 6.000 lenguas en el mundo se debe a "razones absolutamente azarosas"."La diversidad lingüística se da por razones ajenas a las lenguas, relacionadas con los desplazamientos de los pueblos y el aislamiento relativo de unos respecto a otros", dijo la autora, que no ve en ello razones para extraer motivaciones políticas.Irene Lozano señaló también que este libro es "fruto de la perplejidad" que le produce lo que ocurre en España, donde al español, se quejó, "se le ha despojado de su condición de lengua común en las sucesivas leyes de normalización lingüística de las comunidades bilingües, pese a hablarlo el 95, el 97 o el 99 por ciento de sus habitantes, porque entorpece ciertos proyectos de carácter nacionalista".En total acuerdo con la autora estuvo el periodista catalán Arcadi Espasa, que dijo que este "modélico ensayo" podría inducir a error por su título porque, en realidad, "es un libro de paz", que consigue una operación intelectual aparentemente sencilla, como es la de demostrar que "las lenguas no son nada", algo que, añadió, debería calar en el actual ambiente intelectual y moral español."Es un desmontaje del carácter metafórico de los conflictos lingüísticos", dijo Espada, para quien el libro "se atiene a los hechos" y es, por ello, una "rara avis" en un momento en que, en España, lo que prima es "el desprecio de los hechos" y su sustitución por las opiniones.En relación con el nuevo Estatut de Cataluña, Irene Lozano comentó que acarreará consecuencias negativas para quienes no hablen catalán y trabajen en la Administración pública e incluso en algunas empresas privadas, por equiparar el español con una lengua que sólo habla una parte del Estado, y Espada apuntó que es un "artificio muy cómico", que recoge "la cooficialidad del aranés" y cuya redacción hace obligatorio el conocimiento del catalán hasta por parte de quienes ponen temporalmente pie en esa tierra.Jorge Martínez Reverte, que destacó lo bien escrito que está el ensayo, también encontró "espléndido" su diagnóstico sobre uno de los grandes problemas en España", se entienda ésta "como estado o como nación de naciones"."Lenguas en guerra", dijo Reverte, explica "cómo se ha usado el mito del castellano como lengua impuesta del Imperio en el País Vasco o Cataluña", ligando la primacía del castellano a la victoria de Franco en la guerra civil", una tesis "habitual en la Universidad de Cataluña, donde un altísimo porcentaje cree que aquella guerra fue de España contra Cataluña".En el acto intervino también Jon Juaristi, que dijo que España no es ni una nación plurilingüe ni una nación de naciones y para quien el libro "desmitifica el discurso nacionalista y de la izquierda antifranquista, que ha tergiversado los hechos".