La Academia espera incorporar más
mujeres
El ComercioLa conmemoración del tricentenario de la Real Academia Española recordará, inevitablemente, «la injusticia» que significó en su momento la tardía incorporación de la mujer a la RAE, pero también reflejará la tendencia actual de contar con las mujeres, cuya presencia debe ser «cada vez más significativa». «Estoy completamente seguro de que habrá más mujeres en la Academia, porque es lo natural, lo normal, y porque en el mundo de la creación literaria y de otras disciplinas hay muchísimas que tendrían su sitio en esta institución», afirma Darío Villanueva. «El diagnóstico de lo que pasó es obvio y tiene nombres concretos y episodios poco airosos», señala Villanueva, secretario de la RAE, antes de recordar algunos de esos episodios que con todo lujo de detalles cuenta también Alonso Zamora Vicente en su historia de la Real Academia Española, una obra que se reeditará con ocasión del tercer centenario. Aparte del caso excepcional de María Isidra de Guzmán, admitida como académica honoraria en 1784, el primer intento serio lo protagonizó a mediados del siglo XIX Gertrudis Gómez de Avellaneda, que fue «la primera escritora que se presentó ella misma para ser académica». Por aquella época los académicos no proponían candidatos sino que era el propio interesado quien lo hacía. La escritora de origen cubano era muy respetada en los círculos literarios cuando intentó entrar en la Academia, y lo planteó en una petición «serena, comedida y respetuosa. Nada de la presunción y la falsa modestia de tantas y tantas gentes de letras», afirma Zamora Vicente en su libro. Pero los académicos del XIX eran fiel reflejo de la sociedad de su tiempo, que no entendía que una mujer formara parte de estas instituciones, y, de hecho, no se les permitía entrar en la Biblioteca Nacional. Después de muchos debates, continúa recordando Darío Villanueva, «se produjo una reacción totalmente injusta, que sentó la base de una supuesta norma que nunca llegó a estar escrita: que en la Academia no había plazas para mujeres. Y esa norma se le aplicó luego a Emilia Pardo Bazán» en 1912. «No hay sitio para señoras», le dijeron de nuevo. La diferencia entre una y otra escritora la señala Zamora Vicente. Y es que Pardo Bazán, una autora consagrada por aquel entonces y cuyas relaciones sentimentales con Pérez Galdós y con Lázaro Galdiano «eran conocidas de todos», tenía «mal genio y era soberbia y vanidosa». El hecho de «figurar en primera línea en el cotarro literario debía de despertar recelos, cuando no francas antipatías, hacia doña Emilia», y a los ilustres académicos les fue más fácil rechazar su petición aunque sabían que su decisión podía levantar polvareda, como así fue. Luego se olvidó esa norma y en los años veinte Blanca de los Ríos fue admitida a votación pero no triunfó su candidatura. En 1972, cuando resultó elegido Emilio Alarcos, competía con él María Moliner, «muy admirada por todos» y autora del 'Diccionario de uso del español', pero consiguió más votos Alarcos porque con él llegaba la lingüística moderna a la Academia. Carmen Conde ingresó sin ningún problema en 1979, como después lo hicieron Elena Quiroga, en 1984, y Ana María Matute, en 1998. Dos años más tarde sería elegida académica la historiadora Carmen Iglesias y en 2001, la científica Margarita Salas. «¿Qué vamos a hacer!», se lamenta Darío Villanueva. «La Historia no la podemos reescribir. La clave está en el presente y en el futuro». Las cosas han cambiado sensiblemente en la Academia en los últimos años, aunque la proporción entre ambos sexos sigue siendo desigual. Pero en la RAE no funcionan las cuotas. Se entra en ella por los méritos del candidato. La novelista Soledad Puértolas es académica desde 2010, la filóloga Inés Fernández Ordóñez lo es desde 2011, y en los próximos meses leerá su discurso de ingreso la escritora Carme Riera, elegida en abril de 2012. En la actualidad hay, pues, seis mujeres académicas de un total de 46 plazas. «Igual que en el pasado pudo haber prejuicios injustos y difícilmente presentables, esos prejuicios hoy ya no existen en absoluto. Por lo tanto, hay que darle tiempo al tiempo», dice el secretario de la RAE. «2013 y 2014 son años del centenario. Cuando menos va a haber un ingreso de una académica, Carme Riera, pero estoy completamente seguro de que habrá más mujeres, porque es lo natural, lo normal y es la tendencia que la propia Academia quiere practicar», concluye Villanueva.