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La historia del habla mendocina: de dónde surge y a qué se debe

31/01/2024

En la provincia argentina de Mendoza, cada rincón tiene su propia forma de expresarse. Desde el acento cuyano bien marcado, hasta la jerga que varía de un lugar a otro, la diversidad lingüística es evidente en cada conversación. Esto no solo marca la cultura mendocina, sino que también la diferencia de otras regiones del país, creando una rica y única tradición lingüística que merece ser explorada y celebrada. Celia Alejandra Chaab, profesora de letras, habló con MDZ Radio 105.5 FM y contó la historia de las pronunciaciones regionales mendocinas.

La docente comenzó explicando que “todas las marcas regionales que tenemos tienen que ver con las lenguas de sustrato, es decir, con las lenguas que se hablaban antes de la imposición del español como lengua oficial. Ese español, que comienzan a hablarlo los nativos de nuestra zona, pasan a la lengua que se impone por fuerza política, cultural, económica, pero recoge y absorbe marcas de la lengua de sustrato. Entonces desde allí viene nuestra R asibilada, porque suena como con un silbido”.

“Se produce un mestizaje lingüístico, es un producto del español que se impone como lengua oficial con los trazos de las lenguas que se hablaban previo a la llegada del español. Esas lenguas conviven un tiempo y la lengua que domina es la que absorbe, toma trazos, marcas y algunas formas de la lengua que ya no se habla ni se divulga en documentación oficial, que no se enseña en la escuela, pero que pervive a través de esos trazos”, agregó.

Además, detalló de dónde surge nuestra forma de hablar: “Tiene que ver con una cuestión de que vivimos en zonas de altura. El aparato fonador es básicamente el mismo en todos, pero no las condiciones ambientales. Las condiciones atmosféricas también, a veces, hace que uno necesite alargar sílabas, como en el caso de Córdoba, y nosotros, por ejemplo, al usar la R asibilada consumimos menos oxígeno”.

“Es fundamental la escuela con su función niveladora e inclusiva. La pronunciación del español estándar también es responsabilidad de la escuela. Este español como lengua estándar hace que, si yo voy a Buenos Aires, nadie me va a discriminar, ni se van a reír. Hablar con una lengua estandarizada te hace tener acceso a otras vías de comunicación”, sumó.

Chaab argumentó que “hay una disciplina que se llama sociolingüística, tiene que ver con cómo hablar según el lugar en el que vos te encontrás. Hay distintas situaciones de habla. Hay que usar diferentes registros dependiendo de la ocasión. Cuando estamos en familia seguramente nos tragamos las S, usamos la R asibiladas, omitimos sílabas, pero cuando yo estoy usando la lengua de manera formal o institucionalizada tengo que disponer de otro registro. Esto tiene que ver también con otra rama de la lingüística, que es la pragmática, que consiste en adecuar mi habla a la situación comunicativa según con quién esté el objetivo comunicacional”.

Por último, explicó la pronunciación que tenemos los mendocinos sobre la “ll” y la “y”: “Tiene que ver también con el sustrato latino. Esto es viejísimo, nuestra forma de usar la “ll” y la “y”, viene de los casos de yod, esto es filología. El español que más ha variado es el del Río de la Plata, no el nuestro, el que tenemos nosotros es más parecido al castizo, el que se hablaba originalmente en España. Todo esto son usos culturales y sociales, y no es que esté bien ni que esté mal”.