La importancia de la palabra en la relación médico-paciente
El doctor, lexicógrafo y traductor médico Fernando A. Navarro
Hoy en día es importante que la relación sea recíproca porque se ha demostrado que de su eficacia depende en buena medida la confianza del paciente con el médico y, con ella, el éxito terapéutico”, explicó el científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y especialista en Documentación Médica por la Universitat de València, Rafael Aleixandre, en un evento promovido por la Fundación Lilly.
En este sentido, el director de esta Fundación, José Antonio Sacristán, valoró la medicina centrada en el paciente y recordó que la humanización ha de estar presente en todos los ámbitos de la medicina, también en el lenguaje.
“Muchas veces pensamos que la humanización del sistema sanitario consiste en decorar las salas. Sin embargo, la humanización es mucho más, requiere cambios profundos, conceptuales y culturales, que pasan fundamentalmente por escuchar y entender al paciente, comprenderle e incluso consolarle. Las palabras en medicina son una parte fundamental”, añadió.
Y es que, tal y como han asegurado los expertos, una buena comunicación contribuye a generar confianza, complicidad, respeto, seguridad y esperanza en el paciente, aumentando así la capacidad diagnóstica y mejorando la adhesión al tratamiento. Todo ello, se traduce en una disminución de la demanda asistencial, de la derivación de los pacientes y de la petición de pruebas diagnósticas.
“El poder de la palabra en el ejercicio de la medicina es inmenso, ya que el paciente, en muchas ocasiones, sale más aliviado de la consulta por lo que dice el médico, por cómo le habla, que por las pautas de diagnóstico y tratamiento. La pena es que muchos profesionales de la medicina no son conscientes de ello y prefieren refugiarse en las pruebas que realizan, en la pantalla del ordenador o en cualquier otra cosa antes que en hablar cara a cara con tranquilidad, sencillez y claridad con el paciente y sus familiares”, señaló la doctora en Medicina y licenciada en Filología Hispánica Bertha Gutiérrez Rodilla.
En este sentido, Aleixandre comentó que la buena comunicación debe establecerse por fases desde el primer contacto con un paciente, ya que no es necesaria la misma actitud en una primera visita que en la prescripción del tratamiento.
Así, abogó por fortalecer la motivación con un lenguaje verbal y corporal apropiado, basado en el interés por el paciente, la empatía y el conocimiento de su entorno personal y familiar. “Es necesario saber escuchar, ser franco en la mirada, mostrar comprensión y utilizar un lenguaje verbal basado en la persuasión, adaptado al nivel cultural del paciente y evitando los tecnicismos innecesarios”, expresó.
Por su parte, el doctor y traductor médico, Fernando A. Navarro, ha aseverado que hablar más implica a menudo “explicar mejor y preguntar más”. A su juicio, el paciente debe ser capaz de transmitir su problema al médico, y este debe poder interpretar y valorar correctamente la información recibida para, acto seguido, transmitir al paciente, en términos comprensibles, un juicio clínico sobre su problema (diagnóstico) y la solución al problema (tratamiento)”.
Al respecto, Gutiérrez comentó que en el lenguaje médico influyen las nuevas tecnologías, que ayudan a que las palabras se alejen cada vez más de las que utilizamos en nuestra vida cotidiana, así como el peso que otras lenguas ejercen sobre él. “En el momento actual, el lenguaje está lleno de anglicismos y de términos y palabras mal formadas, incoherentes, totalmente alejadas del lenguaje médico en español”, apostilló.
En caso de utilizar estos tecnicismos, se deben explicar y tener la seguridad de que se han entendido. “Solo debe interrumpirse al paciente cuando sea necesario para conducir la entrevista hacia lo sustancial. Asimismo, las preguntas que se formulen deben dirigirse a identificar los problemas y a lograr un entendimiento”, han recalcado los expertos.
Estrategias para mejorar la relación médico-paciente
Para resolver los problemas que afectan la comunicación entre médico y paciente y tratar de corregir la deriva deshumanizadora que está sufriendo el ejercicio de la medicina, Navarro opinó que habría que empezar por reconocer el error de asumir que el futuro médico, por el mero hecho de serlo, será capaz de comunicarse bien con el paciente o sus familiares. “Una vez aceptado eso resulta más sencillo admitir que quizá va siendo hora de que el estudio del lenguaje y las técnicas de comunicación formen parte, como asignatura reglada, del plan de estudios de nuestras facultades de medicina”, manifestó.
Asimismo, Gutiérrez Rodilla subrayó la necesidad de que los profesionales sanitarios reciban una formación que les ayude a reencontrarse con otros aspectos que intervienen en la vida de las personas, más allá de su pura biología, como los factores de índole psicológica, económica y social que influyen en nuestros estados de salud y de enfermedad.
Además de la formación en habilidades de comunicación, Aleixandre recordó que, para hacer frente a la cada vez mayor información que tienen los pacientes y que han obtenido de Internet y de las redes sociales, los médicos deben estar continuamente “muy actualizados” en estas tecnologías y ser capaces de orientar a sus pacientes sobre páginas web acreditadas que ofrezcan información rigurosa y contrastada”.
“Los responsables de la gestión de la sanidad deberían disminuir la presión asistencial sobre los médicos para que dispongan de más tiempo para cada consulta y aumentar así las posibilidades de mejorar la comunicación. Es necesario seguir investigando en todos los aspectos que permitan mejorar la comunicación médico-paciente y que respondan a los nuevos desafíos de mantener la calidad de los servicios de salud, incluyendo el papel que pueden desempeñar las tecnologías de la información y comunicación”, concluyó.