La lengua del Campeonato Mundial
¿Que el cuero pegó en el palo? ¡Qué expresión anticuada! con el tiempo que hace que ni el balón es de cuero ni las porterías de madera... ¿Los relatores deberían decir que el jugador «estrelló el polipropileno en el aluminio anodizado»? se pregunta Francisco García Pérez, de La Nueva España.
Ya está aquí el Mundial de fútbol, ya aclaran sus voces los comentaristas televisivos y radiofónicos, ya afila las plumas la prensa escrita, todo es balón. Al hilo de unas divertidas consideraciones que me plantea mi amigo el científico y divulgador Félix F. Méndez, no quiero dejar de contribuir a este entretenimiento universal, planetario, galáctico, a esta repanocha balompédica que se nos viene encima, con unos apuntes festivos sobre algunas expresiones que tanto vamos a oír. Por ejemplo, ¿cuántas veces no escucharemos que Xavi «atraviesa la medular», queriendo darnos a entender así que cruza la línea de medio campo para llevar en volandas a «La Roja» al ataque? Pensemos: la médula es la «prolongación del encéfalo, que ocupa el conducto vertebral, desde el agujero occipital hasta la región lumbar», o sea, a lo largo del cuerpo, no a lo ancho. Por lo tanto, la medular del campo sería aquella línea imaginaria que uniese el centro de cada una de las porterías, pues nunca se vio una médula que surque el cuerpo de riñón a riñón, es decir, a lo ancho. Ateniéndonos, pues, al idioma, un futbolista atravesaría la medular incluso dentro de su área pequeña. Ya lo dijo aquí Melchor F. Díaz, mas conviene recordarlo. Los jugadores no llevan tacones, de momento. No lucen «piezas, de mayor o menor altura, unidas a la suela del calzado en la parte que corresponde al calcañar». Y, mal que nos pese, «taconazo» es «golpe dado con el tacón». Cuando se golpea la pelota con la parte infero-posterior del pie se está dando un «talonazo», pues «talón» es la parte de atrás del pie humano o la del calzado que cubre el calcañar. «Talonazo» de Villa debe decirse, o «forra» de Villa, como los viejos y no tan viejos recordarán que se decía, nada de «taconazo».Oiremos: «Casillas juega sobre Iniesta». Pobre Iniesta. El uso más recto de la preposición «sobre» es «encima de», con lo cual parece indicarse que, quizá por desavenencias en el vestuario o por haberle levantado el campeonato liguero, Casillas patea a Iniesta colocándose sobre él. Pero es ello venial pecado, pues «sobre» equivale también a «a» o «hacia», y puede valer así tomada, ya que se eliden varios elementos de la expresión que en su original diría: «Casillas juega el balón hacia (o «sobre») donde se encuentra Iniesta». No obstante, me estremece la expresión «Crouch juega sobre Lennon», que puede llegar a oírse en los partidos de Inglaterra: 198 cm. jugando sobre («encima de») un cuerpo de 165, qué barbaridad tan desigual.Ya que se hablará tanto de «delanteros» y «defensores», ¿osará algún periodista desempolvar los antónimos reales de ambas palabras y dirá que los «traseros» de los españoles resisten las embestidas de los «ofensores» contrarios? No lo creo.Un último apunte: ¿Qué es esa cosa tan antigua de «el cuero golpea el palo», con la de tiempo que hace que ni el balón es de cuero ni las porterías de madera? ¿A qué esperamos para dar un impulso definitivo al gran idioma español gritando que Fernando Torres «estrelló el polipropileno en el aluminio anodizado»? ¿No molaría?