La lengua irlandesa finalmente utilizada plenamente por la UE
Desde hace quince años, Bruselas trabaja en un reto sin precedentes: permitir que uno de los países miembros más antiguos utilice su idioma nacional dentro de las instituciones europeas. Ya está hecho: el irlandés, el idioma oficial de la República de Irlanda junto con el inglés, se unió a los otros 23 idiomas de trabajo de la UE a principios de este año después de años de intentar aumentar gradualmente el número de traductores, abogados y otros intérpretes.
“La cuestión del estatus de los irlandeses surgió cuando la gente quería asegurarse de poder usar su lengua materna para acceder a las leyes e instituciones europeas”, explica Eimear Ní Bhroin, responsable de la oficina de idiomas de la Comisión Europea. Esta disposición parece obvia, aunque todavía plantea un problema dentro de la propia Irlanda: cada año se presentan cientos de quejas para protestar contra la falta de acceso a los servicios públicos en gaélico.
El problema del trabajo
La cuestión del idioma está lejos de ser una prioridad cuando Irlanda se une a los seis países de la Comunidad Económica Europea en 1972. Solo los tratados se traducen entonces al irlandés, y no es hasta 2007 que se le otorga un estatus oficial. La adhesión de diez nuevos miembros en 2004 permitió acelerar las cosas. Porque entre ellos se encuentran Malta, Estonia, Letonia y Eslovenia: todos los idiomas utilizados por un pequeño número de hablantes.
Pero rápidamente surge el problema del empleo y hace falta una derogación inicial de cinco años, renovada dos veces, para que el país tenga tiempo de formar a sus traductores para trabajar en todos los textos legales y oficiales en Bruselas. Los candidatos son, al principio, pocos. “Cuando salí de la universidad, hace 20 años, había pocas opciones, destaca Eimear Ní Bhroin. Uno podría trabajar para los medios de comunicación irlandeses, entonces en pleno desarrollo, o dedicarse a la educación”.
Traducción, 0,2% del presupuesto de la Comisión
El gobierno, las universidades y las instituciones europeas están haciendo grandes esfuerzos para capacitar y contratar suficiente personal. Ahora hay 200 hablantes de irlandés en las instituciones europeas, frente a los 58 de 2016, y el número de páginas traducidas sigue aumentando: 45.000 en octubre de 2021, cinco veces más que en 2016. No preocupa a la Comisión, que ya emplea a 2.000 traductores y dedica el 0,2% de su presupuesto (es decir, 349 millones de euros) a esta actividad.
“Se tuvo que implementar un sistema completo para que los estudiantes consideraran estas oportunidades. Si ya había un interés internacional por la lengua y la cultura irlandesas, la UE trajo una nueva dimensión y una nueva forma de usar la lengua”, se regocija Eimear Ní Bhroin.
“Se ha desarrollado una vibrante comunidad de hablantes de irlandés en Bruselas, él añade. Incluso hay estudiantes que aprenden el idioma en otros países para optar a estos puestos europeos. Por supuesto, el irlandés nunca tendrá la popularidad del francés, pero para aquellos como yo que crecimos hablando el idioma, es importante verlo usado de una manera tan animada». Pero, como ocurre con los otros 23 idiomas que escuchamos en el Parlamento Europeo, para asegurar su sostenibilidad tendremos que seguir apoyando su uso.