La mayor editorial de libros de los Países Bajos, Veen Bosch & Keuning (VBK), probará el uso de inteligencia artificial para traducciones al inglés
La mayor editorial de libros de los Países Bajos, Veen Bosch & Keuning (VBK), ha confirmado que planea utilizar la inteligencia artificial (IA) para traducir algunos de sus libros al inglés, según ha revelado hoy en exclusiva el medio de comunicación de referencia del sector editorial en Reino Unido The Bookseller.
VBK, con sede en Utrecht, fue adquirida a principios de año por Simon & Schuster, importante editora neoyorquina que publica cerca de 2000 títulos, que imprime en 35 imprentas diferentes. Un portavoz de VBK declaró a The Bookseller que están trabajando en un experimento limitado con algunos autores holandeses, para que sus libros se traduzcan al inglés utilizando IA. “No estamos creando libros con IA, todo empieza y termina con la acción humana. Las traducciones aún no se han lanzado”, precisó esta fuente.
Resulta curioso constatar como mientras los autores levantan sus voces para exigir que no se entrene a la IA con sus textos, en el caso de la traducción parece que los peores augurios se hacen patentes.
incógnita
Ian Giles, presidente de la Asociación de Traductores de la Sociedad de Autores (SoA), dijo: “Esta es una noticia preocupante. A principios de este año, la SoA descubrió que un tercio de los traductores literarios ya están perdiendo trabajo debido a la IA. Cuando no se pierde trabajo en sí, los traductores luchan por aumentar sus precios ante el desafío de la IA. Esta presión sobre los ingresos de los traductores pone en peligro nuestra capacidad de mantenernos en lo que es una industria altamente precaria”.
Giles añadió: “Si los autores no dejan que la IA escriba su propio trabajo, ¿desean que la IA lo traduzca? Los modelos de IA son máquinas que detectan patrones, que convierten entradas y salidas de números y priorizan la fluidez sobre todo lo demás en el producto final. Si este editor siente la necesidad de consultar a traductores o editores humanos para ajustar el resultado, está reconociendo los fallos de este enfoque. Una traducción de baja calidad, incluso después de la posedición, tergiversará o, en el peor de los casos, afectará negativamente el trabajo original del autor sin que este lo sepa”.
Lisa Fransson, traductora del sueco al inglés y autora de The Shape of Guilt (Epoque Press), escribió en un comentario para The Bookseller: “Como traductora, me preocupa profundamente el auge de la inteligencia artificial, y en particular su uso para traducir literatura, y como autora sé que sopeso cada palabra... Un libro, cualquier libro, es una obra de arte. Entonces, ¿por qué considerarías siquiera pasarlo por una máquina?”
Dijo que entre los traductores técnicos, donde la IA ya ha logrado enormes avances, los precios se han “reducido” y el foco se ha desplazado “de la traducción a la posedición de la traducción automática”.
Diversas asociaciones profesionales de traductores a lo largo y ancho del mundo ya han declarado los riesgos que corre su profesión con el avance de la IA y su inclusión en el mercado editorial. Ellos son uno de los eslabones más débiles en esta cadena del libro y, si bien la IA por ahora no hace traducción literaria, el ahorro que supone a las editoriales la utilización de estas herramientas está precarizando el sector, la amenaza es real en un momento en que muchos traductores, especialmente técnicos están abandonando la profesión debido a la intrusión de estas herramientas.