Lenguaje sin fronteras para la vid y el vino
Si hay una bebida universal que se consume en las mesas de todo el planeta es el vino. Precisamente su universalidad empuja a eliminar fronteras y a facilitar las relaciones comerciales entre productores y consumidores. Por ello la comunicación y el entendimiento se han hecho más que necesarios en un sector que cuenta con una terminología propia, especializada y además dentro de un marco cultural muy rico y en constante crecimiento.
Una de las vías para salvar las barreras de la comunicación es el uso lingüístico adecuado de los términos de la vid y el vino y a su vez trasladarlos de manera correcta y equivalente a diferentes idiomas.
Es lo que pensó Miguel Ibáñez, doctor en Filología y profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación del campus de la UVa en Soria. Este riojano, amante no solo de las letras sino también del vino, comenzó a investigar en la terminología del sector hace veinte años, trabajo que se encauzó con la fundación del Grupo de Investigación GIRTraduvino , en el que colaboran una veintena de investigadores y expertos.
Fruto de los trabajos de investigación es la creación de una base de datos terminológica sobre la vid y el vino y una red del dominio vinícola destinada a ser usada por los profesionales del sector, traductores y afines al mundo del vino de manera telemática. La base de datos contiene 676 términos y está completada prácticamente al 90%, a falta de incorporar algunos más y revisarla al completo, aunque está en constante actualización. Los términos se pueden consultar en español, francés e inglés y próximamente se incorporarán en italiano.
En la entrada de cada término y para cada uno de los tres idiomas se incluye una ficha con la definición, la categoría gramatical, dominio, subdominio, el contexto de utilización, la fuente del contexto, unidades fraseológicas (expresiones realizadas con esa palabra) e incluso un comentario de cada uno de ellos.
De esta ficha, Miguel Ibáñez destacó la inclusión del dominio y subdominio, dado que de manera paralela se ha trabajado en la red conceptual del dominio del vino y de la vid, lo que ha permitido elaborar un árbol de palabras partiendo de los conceptos generales. Un programa informático especializado permitirá cruzar los términos de las fichas con la red conceptual. Esto facilitará a los buscadores encontrar términos no solo por orden alfabético sino también por el conocimiento.
Detrás de esta base de datos terminológica (ENOTERM) hay muchas horas de trabajo y una labor investigadora de un grupo de expertos en lingüística española y en otros idiomas. La génesis de ENOTERM fue un trabajo fin de máster de Gloria Martínez Lanzán, hoy miembro del grupo de investigación en el que abordó los extranjerismos en el español del vino.
La elección de los términos que forman parte de la base de datos sale de la consulta de textos «de autoridad» escritos en el español del vino o francés del vino que ofrezcan contextos de uso correctos y académicos y a su vez con un nivel de especialización elevado. Se han elegido tanto el idioma español como el francés por su riqueza terminológica debido a que son importantes países cultivadores y productores frente a otro como Reino Unido donde la actividad no tiene esa presencia y por lo tanto el idioma no es tan rico y variado.
Se recoge el término más usado porque hay conceptos o actividades que se pueden nombrar hasta de 20 maneras diferentes, dado que el lenguaje del vino cuenta con una gran variedad de dialectos dentro de un mismo territorio o incluso dentro de una misma región.
«Se recoge el término más contrastado por su uso, dado que se busca la normalización y facilitar la comunicación», aclara Ibáñez. El resto de las formas no se descartan y también pasan a formar parte de la base de datos e incluso se incorporan variantes culto-populares de algunos términos «de esta manera estamos recuperando un patrimonio inmaterial del lenguaje del vino que ha pasado de padres a hijos», añade el investigador.
El trabajo se ha realizado en cada uno de los idiomas que conforman la base de datos, español, inglés y francés. Para ello se ha partido de la realidad vitivinícola de cada lengua, se han estudiado y contrastado sus conceptos y se ha buscado el equivalente correspondiente en cada idioma para dar con el término más exacto. Ibáñez subraya que el procedimiento no es realizar las entradas en español y posteriormente traducirlas a otros idiomas «porque se caería en el error de inventar palabras o falsos neologismos, lo correcto es buscar las equivalencias».
En este sentido menciona que el diccionario más completo sobre el sector del vino es el de la Organización Internacional de la vid y el vino «pero tiene un error metodológico, se hicieron las entradas en francés y posteriormente se tradujeron al inglés que es una lengua pobre porque no hay tradición vitivinícola». El grupo de investigación GIRTraduvino ha sido pionero en Castilla y León en estudiar la lengua del vino desde el ámbito de la traducción especializada con el objetivo de mejorar la comunicación, estandarizar, dar a conocer la terminología y facilitar su uso. Una Comunidad Autónoma donde el vino tiene una gran presencia con un número importante de bodegas que necesitan tener al alcance de la mano una terminología sin fronteras para facilitar las transacciones comerciales en cualquier parte del mundo.
El trabajo de GIRTraduvino ha despertado interés entre investigadores del mismo campo de la Universidad de Génova (Italia), centro con el que se colabora en la actualidad y de ahí que esta base se complete con términos italianos.