Los bebés que sincronizan gestos y habla tienen más habilidad para el lenguaje
El gesto de señalar es un indicador de las habilidades comunicativas y lingüísticas del niño entre los nueve y los doce meses. Estudios previos se habían centrado en el análisis aislado del gesto, sin tener en cuenta si se acompaña o no de vocalizaciones. Sin embargo, un nuevo experimento con bebés de un año demuestra que son capaces de atraer la atención del adulto con gestos comunicativos que sincronizan con el habla, lo que se asocia con mejores habilidades del desarrollo del vocabulario y la sintaxis a los 18 meses.
Desde muy pequeños, los bebés desarrollan estrategias de interacción con el adulto mediante el uso de vocalizaciones y los primeros gestos comunicativos. Se sabe que en la comunicación humana, los adultos ajustan el uso de señales multimodales para disfrutar de una mejor eficacia durante la comunicación.
Ejemplo de ello es el hecho de utilizar a la vez un gesto de señalar junto con el habla para atraer la atención del interlocutor hacia el referente que se quiere mostrar. Es decir, en el habla espontánea se asocia continuamente el uso de gestos comunicativos con el habla.
Esta estrategia comunicativa del niño es más efectiva porque ayuda a que el adulto perciba la misma información con dos receptores comunicativos: el auditivo y el visual
Un equipo de investigación español ha realizado un experimento con niños de doce meses con el objetivo de probar la relevancia de utilizar gestos que señalan sincronizados con el habla temprana. Los resultados, publicados en Infant Behavior & Development, demuestran que los bebés son capaces de utilizar las producciones multimodales como una estrategia comunicativa para dirigir la atención del adulto cuando este no mira hacia el objeto de referencia.
Hasta ahora, para demostrar la relevancia de esta habilidad, se había estudiado el desarrollo del lenguaje posterior, a los 18 meses, "cuando los niños cuentan con un vocabulario variado y empiezan a hacer las primeras combinaciones de palabras", comentan Alfonso Igualada y Pilar Prieto (ICREA-UPF), investigador y jefe de grupo, respectivamente, del Grupo de Estudios de Prosodia del departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la UPF, junto con Laura Bosch, investigadora del Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta (IR3C) y del departamento de Psicología Básica del la Universidad de Barcelona.
Según los autores, esta estrategia comunicativa del niño es más efectiva porque ayuda a que el adulto pueda percibir la misma información mediante dos receptores comunicativos: el auditivo y el visual. De hecho, "esta habilidad temprana de atraer la atención del adulto utilizando dos modalidades comunicativas vez se relaciona con mejores habilidades del desarrollo del vocabulario y de la sintaxis a los 18 meses", concluyen Igualada y Prieto.