Los bebés varones vocalizan más durante el primer año que las niñas
Los bebés varones “hablan” más durante el primer año que las niñas, según una nueva investigación que cuestiona la creencia habitual de que las niñas tienen más habilidades en el lenguaje, según publican sus autores en la revista iScience.
En su primer año de vida, los bebés emiten sonidos parecidos a vocales, gruñidos y sonidos cortos parecidos a palabras, como “ba” o “aga”. Estos precursores del habla o protófonos se sustituyen más tarde por las primeras palabras y, con el tiempo, por frases y oraciones completas.
El nuevo estudio revela que, en general, los niños “hablan” más que las niñas durante el primer año de vida, informa EP. Aunque la investigación confirma conclusiones anteriores de un estudio mucho más pequeño realizado por el mismo equipo, no deja de ser una sorpresa, reconocen los autores, debido a la creencia generalizada y arraigada de que las niñas tienen una ventaja fiable sobre los varones en el lenguaje. Según los investigadores, también tienen implicaciones interesantes para los fundamentos evolutivos del lenguaje.
“La creencia generalizada es que las hembras tienen una ventaja pequeña pero perceptible sobre los machos en el lenguaje -afirma D. Kimbrough Oller, de la Universidad de Memphis (Estados Unidos)-, pero en el primer año, los machos han demostrado producir más vocalizaciones similares al habla que las hembras”.
La aparente ventaja temprana de los bebés varones en el desarrollo del lenguaje no dura, sin embargo. “Aunque los niños mostraron mayores tasas de vocalización en el primer año, las niñas alcanzaron y superaron a los niños al final del segundo año”, afirma Oller.
Oller y sus colegas no tenían intención de estudiar las diferencias entre sexos. Su principal interés se centra en los orígenes del lenguaje en la infancia. Si hubieran tenido que hacer conjeturas, habrían predicho que las niñas emitían más sonidos que los niños. Pero obtuvieron el mismo resultado en un trabajo anterior publicado en Current Biology en 2020.
En el nuevo estudio, trataron de ver si podían discernir el mismo patrón en un estudio mucho más amplio. Oller afirma que el tamaño de la muestra en cuestión es “enorme”, ya que incluye más de 450.000 horas de grabaciones durante todo el día de 5.899 bebés, utilizando un dispositivo del tamaño de un iPod.
Esas grabaciones se analizaron automáticamente para contabilizar las expresiones de bebés y adultos a lo largo de los dos primeros años de vida. “Que sepamos, se trata de la mayor muestra de cualquier estudio sobre el desarrollo del lenguaje”, afirma Oller.
En general, los datos mostraron que los bebés varones pronunciaban un 10% más de frases durante el primer año que las niñas. En el segundo año, la diferencia cambiaba de dirección: las niñas emitían un 7% más de sonidos que los niños. Estas diferencias se observaron a pesar de que el número de palabras pronunciadas por los adultos que cuidaban de los niños era mayor en el caso de las niñas en ambos años que en el de los niños.
Los investigadores afirman que es posible que los bebés varones sean más vocales a una edad temprana simplemente porque son más activos en general. Pero los datos no parecen corroborarlo, dado que el aumento de las vocalizaciones en los bebés varones desaparece a los 16 meses, mientras que su mayor nivel de actividad física no lo hace.
Según sugiere Oller, los hallazgos podrían encajar con una teoría evolutiva según la cual los lactantes emiten tantos sonidos a una edad temprana para expresar su bienestar y mejorar sus propias probabilidades de sobrevivir.
“Creemos que puede deberse a que los niños son más vulnerables a morir en el primer año que las niñas y, dado que se producen tantas muertes de varones en el primer año, los niños pueden haber estado sometidos a una presión de selección especialmente alta para producir señales vocales de bienestar”, afirma Oller.
En el segundo año de vida, cuando las tasas de mortalidad descienden drásticamente de forma generalizada, añade, “la presión sobre la señalización especial de aptitud es menor tanto para los niños como para las niñas”.
Según los investigadores, hacen falta más estudios para comprender cómo reaccionan los cuidadores a los sonidos de los bebés.
“Prevemos que los cuidadores mostrarán reacciones perceptibles de interés y de sentirse encantados por los sonidos similares al habla, indicadores de que la señalización de aptitud por parte del bebé suscita sentimientos reales de cariño y voluntad de invertir en el bienestar de los bebés que vocalizan de forma especialmente eficaz”, afirma Oller.
“Nos preguntamos cómo reaccionarán los cuidadores ante los sonidos similares al habla de niños y niñas -añade-, pero quizá haya que decirles qué bebés son cada uno, porque ni siquiera sabemos si el sexo puede discernirse sOlo en las vocalizaciones”.