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Luis Fernando Lara: las lenguas romances son las únicas con textos desde el siglo III a. de C.

17/06/2024

El lingüista, miembro de El Colegio Nacional, de México, arrancó el curso “Las lenguas romances. Una introducción a su historia”, que impartirá durante seis sesiones.

En la primera sesión señaló que, a diferencia de las lenguas germánicas o eslavas, las romances han contado con textos de manera ininterrumpida.

Lara habló de la historia del latín y de su expansión por la Europa antigua hasta conformarse en las actuales lenguas romances.

Las lenguas romances o románicas, entre las que se encuentra el español, son las únicas que cuentan con textos escritos ininterrumpidamente desde el siglo III antes de Cristo hasta la actualidad, señaló el lingüista Luis Fernando Lara, miembro de El Colegio Nacional, al arrancar el curso “Las lenguas romances. Una introducción a su historia”, que impartirá durante seis sesiones.

En el Aula Mayor de la institución, el colegiado señaló que el hecho de contar con textos que nos permiten estudiar la historia de los pueblos románicos, pero también sus lenguas y su cultura, es algo “del que no disfrutan ni las lenguas germánicas ni las eslavas ni ninguna otra lengua del mundo. La lingüística románica que se ha ocupado de toda esta clase de lenguas se ha encontrado con muchísimos temas de la evolución de las lenguas”, explicó.

Lara recordó las palabras de Alejandro de Humbolt, quien decía que no hay peor visión o concepción del mundo que la de aquel que no ha visto el mundo y señaló que el objetivo de su curso, que arrancó con la sesión ‘El ámbito románico’, es introducir el interés por las lenguas herederas del latín, las lenguas romances, también conocidas como románicas o neolatinas.

Estas lenguas, agregó, se hablan en una gran extensión de Europa suroccidental y en parte suroriental, constituyendo la llamada Romania Antigua, “y en esta enorme extensión hispanoamericana que forma la Romania Nova o Romania Nueva”.

“Mis objetivos son, en primer lugar, invitarnos a trascender nuestro pequeño mundo, a salir de él, asomándonos al mundo románico, a la diversidad de sus lenguas y a la riqueza de sus culturas, a nuestra herencia latina”, señaló.

En segundo lugar, “invitar a los jóvenes estudiantes que admiran la diversidad de las lenguas, a adentrarse en los estudios románicos, que no sólo constituyen un rico campo de conocimiento, sino que han sido históricamente los que ofrecen a la lingüística general valiosas y determinantes concepciones metodológicas, valiosas también para el estudio de las relaciones genealógicas de las lenguas amerindias”, dijo.

De acuerdo con Luis Fernando Lara, a partir de lo que ha aprendido la lingüística románica “se pueden transmitir métodos, concepciones al estudio de las otras lenguas que no están tan bien documentadas, por eso es por lo que la lingüística románica tiene un papel determinante en los métodos de los estudios lingüísticos históricos y evolutivos”.

Tras señalar geográficamente la presencia y distribución de las lenguas romances en el planeta, el colegiado se refirió a la historia de la expansión de Roma por Europa: “Se puede dividir la expansión de Roma por Europa, y esto es importante, en cuAnto épocas que posiblemente tuvieron efectos sobre la posterior evolución de la lengua latina en esos territorios”.

La primera, explicó, “corresponde a la latinización más antigua del centro y el sur de Italia, las islas de Córcega, Cerdeña y Sicilia, el sur de Francia e Iberia, que fue el primer nombre que dieron los romanos a la península ibérica, después se llamó Hispania. La segunda, esta es la época más antigua, corresponde a la conquista de la Galia, casi 150 años después de la primera, y ese es un dato muy importante para ir situando el papel del francés frente al papel del español”.

Una tercera etapa de expansión se dio “por el norte y el este de los Alpes, la cuarta, a la ocupación más que colonización de Noricum y Pannonia (regiones célticas)”. Y si bien Roma había conquistado Macedonia, al norte de Grecia, y había dominado toda la península griega, en esos territorios no se dio el mismo fenómeno lingüístico que en el resto.

“Los romanos se sentían verdaderos descendientes culturales de los griegos, por lo tanto, siempre apreciaron la lengua y la cultura de los griegos, al grado de que muchos romanos eran perfectamente bilingües”, recordó.

“La cultura y la lengua griega fueron siempre objeto de aprendizaje, aprecio e imitación por parte de los romanos. Al fin y al cabo, para cuando Roma se expandió al sur de Italia y Sicilia, que formaban parte de la gran unidad llamada Magna Grecia, la cultura helénica llevaba más de un milenio de historia”.

“Durante toda la historia de Roma, el conocimiento de la cultura griega y su lengua definían a un romano cultivado, al grado de que, por ejemplo, el emperador de origen ibérico, Adriano, nacido en Italia, prefería escribir en griego y no en latin”, señaló Luis Fernando Lara.

De los primeros quinientos años de existencia de Roma, dijo Lara, “se conoce muy poco la historia del latín” y sólo se conservan algunas inscripciones en vasos o en tumbas correspondientes a lo que los especialistas llaman latín arcaico. “Solamente después de las traducciones de Livio Andrónico se puede considerar que comienza un periodo conocido de la historia de esa lengua, correspondiente a lo que los especialistas llaman latín clásico, la lengua en que escribieron Plauto, Catón, Virgilio, Julio César, Cicerón, Séneca”.

Pero si bien se puede suponer que la lengua se extendió por todas las conquistas romanas, se trataba de un latín popular de los romanos del centro y sur de Italia, propio de las tropas. “No colonizaron Europa individuos como Séneca o Plinio sino soldados comunes y corrientes que, por lo tanto, hablarían un latín popular, relativamente diferente del latín de los escritores de la época clásica”.

Sin embargo, con el desarrollo de la cultura y en particular de la literatura, “los escritores romanos fueron cultivando una lengua extremadamente refinada, incluso un tanto artificial; por ejemplo, para los escritores de la época clásica, como Cicerón y Barrón, entre el siglo II y el I de la era cristiana, la expresión lengua latina y el adjetivo latinus, solamente querían decir buena lengua, uso correcto, uso puro”.

Citando al lingüista italiano Matteo Bartoli, Lara se refirió a las tres etapas que marcaron la irrigación de la lengua latina en Europa. “La primera etapa, que podríamos decir es la etapa plenamente latina, ocurre en Roma y sus cercanías. La segunda etapa se da cuando Roma empieza a conquistar y a entrar el latín popular a la península ibérica, al resto de la península itálica, a la Galia, etc.”

La tercera época, llamada por Bartoli edad romance, “es la época en que ya empiezan a manifestarse las diferentes lenguas”.

Más específicamente, “la primera época viene siendo desde Livio Andrónico, año 300 y tantos antes de Cristo, hasta los grandes clásicos, como Cicerón, Séneca, etc., son 300, 400 años. La segunda se traslapa con la primera porque, si la península ibérica se conquista en el 197, resulta que durante 200 años se empezó a producir una variedad de latín popular y que sería la edad romana”.

Y la tercera “viene siendo cuando ya se manifiestan las diferencias romances que empiezan, tenemos documentos, más o menos a partir del siglo VII o del siglo VIII después de Cristo. Pero no se pueden establecer fechas, sino que se van traslapando, hay unos fenómenos que duran, duran, duran, pero aquí ya hay otros que se están empezando a producir”, enfatizó Luis Fernando Lara.

El curso de Luis Fernando Lara, miembro de El Colegio Nacional, “Las lenguas romances. Una introducción a su historia”, se encuentra disponible de El Colegio Nacional:

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